
Cultura
¿QUÉ PASARÍA SI BATMAN Y SUPERMAN EXISTIERAN DE VERDAD?
Por Cristian Calavia
22/11/20
El abogado Ricardo Rabinovich Berkman conversó con URBE sobre la figura del superhéroe como motor del pensamiento crítico para aprender y debatir sobre cuestiones legales. Historietas, derecho y sociología para todos y todas.

Ricardo Rabinovich Berkman es Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. También es un profundo amante y difusor de la cultura popular. Algunos años atrás, junto a otros colegas realizaron el primer encuentro de análisis de superhéroes desde una visión socio-jurídica en el Aula Magna de la Facultad de Derecho (UBA). A través de la amalgama de sus pasiones, comenzó a linkear y establecer vínculos entre lo fantástico y lo cotidiano para generar disparadores de discusión y aprendizaje.
¿Es Batman un delincuente que actúa al margen de la Ley? ¿Qué pasaría si un alienígena con los poderes de Superman cayera en la tierra? “De movida, nos encontramos ante dos casos que representan problemas totalmente diferentes. Tienen una esencia que es contradictoria: uno de ellos se asume desde un primer momento como un delincuente, mientras que el otro no”, advierte y abre la cancha al debate.
Desde la perspectiva legal, Rabinovich interpreta que el mero hecho de la elección del traje y la máscara de murciélago para preservar su identidad deja establecida la necesidad del anonimato. “Batman es un delincuente y en Gotham la policía es un desastre, fíjate que el pobre comisionado Gordon no resuelve solo un caso jamás”, opina tajante.
Sin embargo, reflexiona y agrega que, si existiera un personaje así en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, veríamos todo el tiempo la batiseñal en el cielo: “Esa luz representa el llamado desesperado de las instituciones a un hombre que vive una vida clandestina, que no respeta las normas y que tampoco se rige por ningún principio jurídico establecido. Hace lo que quiere y practica la violencia de la manera más impune. Sin embargo, él es el que permite que allí funcionen las instituciones”.

En la novela Kryptonita (Ramdom House, 2011) Leonardo Oyola plantea qué hubiera pasado si la nave en la que viajaba Superman hubiese caído en La Matanza en vez de Kansas, ¿existe un marco legal para una situación así?
El tema de la regulación jurídica del status de los alienígenas a veces se toma en broma en las universidades. A pesar de eso, se ha encarado en encuentros científicos. Por ejemplo, en uno que se hizo en Francia hace algunos años se consideró que, como no son seres humanos, no les cabrían los mismos derechos. En el caso puntual de Clark Kent, él no se plantea a sí mismo como un extraterrestre frente a la sociedad hasta que asume su rol como superhéroe. A su vez, es ilícitamente adoptado por los Kent, quienes –con las mejores intenciones del mundo- se lo apropian. Ellos esconden el origen de Kal-El, la nave en la que viajó y le cambian el nombre.
¿El simple hecho de no ser de la Tierra lo hace un delincuente?
Yo creo que no. Superman nunca se visualiza a sí mismo como un criminal a pesar de serlo. Es un tipo orgulloso que siente que está por encima de todos. Batman, en cambio, es alguien muy problematizado al que posiblemente no tendrías de amigo ni él tampoco te dejaría serlo. Volviendo a Superman, si no existiera la kryptonita, la justicia estaría a manos de un sujeto indestructible. De hecho, si el día de mañana él tuviese una interpretación distinta de lo que es el bien y el mal, se la van a tener que bancar.
Para Rabinovich Berkman los datos están en los libros, Internet y en todas partes. Advierte que cualquier computadora vencería la memoria del intelecto humano más sobresaliente y entiende que la tarea del docente radica en agudizar la función crítica. Al mismo tiempo, considera la investigación como una maravilla y emparenta el acto de disentir con un evento mágico. Tras estas premisas, utiliza su afinidad y conocimiento sobre historietas, el cine y la televisión como generadores de discusión para desglosar y traducir al llano nociones legales más complejas.
Según su experiencia, en muchos cursos de la facultad aparece el disparador del superhéroe porque su figura funciona como motor del pensamiento crítico para el derecho y para la sociología en general. También cree que en las facultades falta coraje para ir a ese tipo de planteos y valora que la UBA se lo haya permitido. “Yo me acerqué a muchas cuestiones ligadas a la filosofía del derecho porque ya las había visto planteadas en las revistas que leí de chico”, argumenta.

Tanto en las adaptaciones al cine de Marvel y DC se destruyen ciudades enteras en cada enfrentamiento, ¿a quién debería reclamarle un vecino cuya casa es tirada abajo por un ser de estas características?
La época de oro del cómic es una época acrítica hacia el superhéroe ya que no hay un solo caso de denuncia ni queja al respecto. La falta de respeto por las propiedades ajenas en las peleas entre estos semidioses modernos siempre fue paradigmática, pero mucho más en el Hollywood de los últimos veinte años. En general, al público latinoamericano le generan un poco de rechazo esas escenas en las que se rompe lo que no había ninguna necesidad de romper. Tal vez sea porque valoramos las cosas materiales de otra manera.
¿La figura del superhéroe se pone más en tela de juicio ahora?
Hay una cuestión de poner todo en crisis últimamente y a mí me parece genial. La puesta en escena de las grandes crisis de estos personajes muestra un gran signo de madurez que permite aprovechar todo lo que estos seres plantean dentro de la sociedad: el superhéroe es riquísimo en planteos, pero, si vos vas a transformar eso en simple destrucción, estás dejando en claro que para ese mundo no sólo no hay un valor económico de las cosas, sino que tampoco hay un valor cultural.

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