Cultura

MUCHO MÁS QUE FÚTBOL

Por Julián Brutto Maggiolo
21 de diciembre de 2022

Fue mucho más que fútbol. Algunos probaron un gustito – o un banquete completo- de lo que su abuelo o su viejo les contaban con sus últimos registros de las glorias pasadas. Para algunas fue la certeza de que se ganaron un lugar legítimo de portar la camiseta. Otros simplemente se reencontraron con ese lugar feliz, ese atisbo de luz al que se vuelve cuando las cosas están tan mal.

 

Pero existimos los otros. Los que siempre la vivimos desde afuera. Los que buscamos una y otra excusa para evitar la conversación incómoda a la que muchas veces no tenemos respuesta. “- ¿De qué cuadro sos? -No me gusta el fútbol.”. Hasta ahora.

 

Fue mi novia la que me invito a este mundo. Dice ella que, a la pasión por el deporte, al futbol en particular, hay dos maneras de entrada: por transmisión o porque de alguna manera te encontrás con ese sentimiento. Como muchos, aunque parezca extraño, no tuve la fortuna de contar con ese bautismo. Y digo fortuna porque, incluso estando afuera, las historias de traspaso de mando, de posta, de casaca de amigos y amigas con abuelos, padres y hermanos siempre lograron conmoverme, moverme algo en el pecho.

 

Y es que fue difícil de esquivar ese sentimiento. Sencillamente la mística te hace retumbar la sangre de la venas.

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Foto: @smoriconi en twitter.

Un nene llora con el pase a cuartos porque quedan pocos partidos para que termine el mundial, llora por su país dice, Argentina siempre primero siempre campeón dice. En 1812 se creó la bandera argentina, si, 18-12. Una señora llora gritándole a Messi a través del micrófono de un notero de televisión que no sabe lo que rezó por él, que lo ama porque es buen tipo, buen esposo y buen jugador, que no tiene contra, que está feliz. En la nota del Diego dice 18-12 de fondo. El Diego. El Diego que nos hizo entender tantas cosas con su inmortalidad a los que estábamos tan lejos. Un país africano no clasificaba a cuartos desde el 86. Mi papá que su acercamiento más sentido con el futbol es él disfrazado de Mundialito en el 78, tan amargo para él, tanto hambre en ese recuerdo. La gedencia de subir a la baranda más endeble y más alta posible para celebrar. “No es gedencia, es llevar la bandera argentina a ese punto más alto disponible. Porque ese es su lugar”. La computadora en la que estoy escribiendo esto no se prende hace varios días, y aunque volvimos hace un rato de recibir a la selección en el Obelisco, en la pantalla todavía figura este mítico 18-12.

Y empezó ese pálpito con la bronca del offside mal cobrado, empezó con tener el culo en las manos por primera vez. Con la emoción de una jugada linda, de que te rompa la cabeza no entender como la ven y piensan tan rápido. “Hace años no veía a alguien emocionado por fútbol, es hermoso”. Empezó el “Muchachos” y ver a niños y niñas, con los dientes de leche que no se quieren ir, cantando “de los pibes de Malvinas…”. El estómago cerrado, la taquicardia. Que “o juremos con gloria morir” represente esa condena rioplatense de sufrir antes de cada gol. La cantidad de gente que se encontró en una olla de agite siendo su lugar por primera vez, con su familia, con sus amigos, con desconocidos. Hay tensión en la calle desde al menos dos horas antes. Y los españoles hablan y te rechinan los dientes y se la querés dedicar. Las camisetas, “la original, la trucha, la inventada”. La mirada de Lionel. Como necesitaba escuchar eso Lionel.

Y claro, todos somos amigos del campeón. Pero hay algo más. Hay algo más en ese revoltijo de emociones. Los que estábamos afuera nos encontramos con un tipo de alegría única, algo que jamás habíamos sentido, pero que estamos preparados para sentir. Porque venimos de esta tierra y cuando nos dicen soberbios, altaneros y engreídos antes de mostrar los dientes nos nace ese “ya van a ver”. Los argentinos y las argentinas tenemos nuestras lealtades y hoy juramos una más.

Lo cierto es que él nunca va a leer estas líneas y si lo hiciera tal vez no le significaría tanto. 7 balones de oro, una Copa América, una Finalissima, una ilusión que nos llenó el pecho y una Copa del Mundo. Entre esas, la alegría de todo un pueblo y otras tantas cosas que logró a mi me gustaría agradecerle. Porque todo eso que Lionel hizo, que es mucho más que fútbol, hizo que me enamore del fútbol.

Julián Brutto Maggiolo

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