FEMINISMO Y POLÍTICA
26/09/2021
Hace unos días las redes sociales desbordaron de repudios frente a ciertas situaciones que ocurrieron en el ámbito de la política nacional. La primera fue la decisión de cambiar al gabinete luego de la derrota en las PASO, donde se criticaba que ingresaran todos hombres. La segunda se dio en torno al (ex) gobernador pejotista de Tucumán, Juan Luis Manzur, tras señalarle que está en contra del aborto y sindicarlo como el responsable de impedir una interrupción legal del embarazo de una nena que había sido violada. La indignación no se detuvo, aún cuando compañeras tucumanas alertaban que la lectura que se hacía del flamante Jefe de Gabinete era muy lineal. Entonces ¿qué es lo que se cuestiona en el fondo?
Tuit Sole Deza, abogada, militante feminista y fundadora de Mujeres por Mujeres
Las muchachas peronistas: mejor que decir es hacer
Realmente es muy molesto ver como cierto sector, gorila por naturaleza, está en la búsqueda constante de despolitizar al movimiento feminista. Va en sintonía con el discurso anti político que tratan de instalar los medios hegemónicos de comunicación: ¡La política no sirve! ¡No mezclen feminismo con política!. Pero claro que el feminismo es política, sino ¿cómo piensan transformar la realidad? ¿Con flyers de canva, decorados y cursos?
Eva Duarte de Perón nos dio el voto femenino -la posibilidad de elegir y de elegirnos- del que se acaban de cumplir 74 años. Cristina Fernández, como Presidenta, siguió su legado consolidando aquel sueño de Evita de jubilación para las amas de casa. Pero no se quedó ahí, se crearon programas para luchar contra la trata, líneas de denuncias que permitieron el rescate de más de 8.000 víctimas de explotación sexual, Ley de Identidad de Género, Matrimonio Igualitario, Educación Sexual Integral, Fertilización Asistida o el Programa Ellas Hacen. Ahora, con Alberto Fernández, la ley paridad en los medios y la Interrupción Voluntaria del Embarazo, por la que tanto luchamos.
Casualmente, todas estas conquistas realizadas por gobiernos peronistas son omitidas. Se las toma como realidades que ya están dadas, como si hubieran salido de un repollo y no fueran fruto de la voluntad política. Porque la política no es simplemente arengar con vocablos bonitos, es llevar a la realidad acciones que transformen la vida del Pueblo. Por eso, bien sabemos que mejor que decir es hacer, pero mejor que prometer es realizar.
Mujeres de 1947 en la Plaza de los Dos Congresos: “La mujer puede y debe votar”.
La única división que importa: pueblo u oligarquía
“La política es el arte de gobernar”, dijo Aristóteles. Ante cualquier adversidad que se presente debemos buscar la mejor manera de transformar y solucionar los problemas, pero nunca ceder el espacio: eso supone renunciar a la disputa. De paso, sería bueno desterrar de una vez esa falsa idea de que la política es de color rosa, como si fuese un catering donde una va seleccionando -cual dama oligarca- qué problemática afrontar y cuál no, qué gusta y qué desagrada… Para eso están las degustaciones en los salones de eventos. En el mundo real, el feminismo sin conciencia nacional, sin comprensión histórica y subyugado a las agendas anglo-norteamericanas no es nada más que puro marketing.
Existieron y existen mujeres que han forzado el bienestar de nuestra Patria pero nunca son nombradas por parte de algunos feminismos. Por ejemplo, esos que se burlan de la muerte de los ídolos populares, que te hablan desde la moral académica arriba de un banquito, que te miden la “sororidad” en sangre. O aquellos que, lejos de la experiencia y el conocimiento, señalan quiénes pueden gozar de derechos integrales y quiénes no. O esos otros que ignoran los procesos históricos y geopolíticos y miran hacia otro lado cuando agreden a una líder popular que se plantó ante los sectores más poderosos en beneficio de su Pueblo. Y no la defienden porque, obvio, en el fondo son profundamente antiperonistas.
Yo hablo desde el lugar de peronista porque, en términos políticos, el único Movimiento que dignificó a la mujer fue el peronismo. Les guste o no, ni la izquierda charlatana que vive aludiendo a acontecimientos foráneos como la revolución rusa, ni los neoliberales y mucho menos los radicales hicieron algo por nosotras. No, muchachas, yo quiero un feminismo popular preocupado por las problemáticas de mis compatriotas y no uno que viva con los ojos puestos en el afuera.
Con el razonamiento que muchas plantean, Lipovetzky y Lospennato -pertenecientes al PRO- tendrían el visto bueno simplemente por ser pañuelos verdes por más que después no les tiemble el pulso al votar leyes que perjudican a los trabajadores (en dónde están incluidas las mujeres que pretenden defender). ¿Ahí no está el repudio?
Cuando el gobierno de Mauricio Macri nos endeudó a cien años con el Fondo Monetario Internacional tampoco hubo indignación, aunque esa acción haya condenado a miles de compatriotas mujeres a la pobreza. Debe ser que como la titular del fondo es una mujer hay que comprenderla… debe ser eso.
Queda claro que si el feminismo no comienza a integrar una perspectiva nacional y popular traza su camino directo a ser un movimiento vacío, copado por frases hechas y poco análisis, con una despolitización total arraigada en su núcleo. En definitiva, la discusión política debe recaer en las profundidades estructurales de la Nación más que en posiciones sobre victorias ya consolidadas.
Los proyectos políticos no están compuestos por consignas ni mucho menos pañuelos de colores. Los proyectos políticos están compuestos por doctrinas y la nuestra es la de soberanía política, independencia económica y justicia social. La construcción política parte de la heterogeneidad de la sociedad debido a la diversidad de demandas, pensamientos y opiniones: así lo entiende el peronismo.
Lo anterior no quiere decir que una deba asentir todo; hay que debatir y elevar la palabra, pero sabiendo que la grieta nunca fue entre los celestes y verdes o entre los que son religiosos y los que no: ese es un reduccionismo infantil. Hay compañeras y compañeros que tienen una postura totalmente obtusa sobre el aborto y está bien que asi sea. No somos una secta, somos un Movimiento político y, como tal, tenemos el deber de representar intereses, más allá de los pañuelos. La grieta es entre la Patria y las corporaciones. La grieta es entre el Pueblo y la oligarquía.
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