URBE

NO HAY JUSTICIA SIN JUSTICIA SOCIAL.

Entrevista a la abogada Natalia Salvo

Por Rosaura Audi

16/08/2020

El 28 de enero de 2019 Natalia Salvo, abogada del empresario Pedro Etchebest, presentaba en el tribunal federal de Dolores, a cargo del juez Alejo Ramos Padilla, una denuncia contra Marcelo D’Alessio y el fiscal Carlos Stornelli que terminaría exponiendo una red de extorsión y persecución política, judicial, mediática y de inteligencia a empresarios y políticos argentinos.

“No hubiese tenido cara para estar en un conversatorio más hablando del estado de derecho si yo hubiese rechazado una causa de esa magnitud”, contó Salvo, docente en la UBA y en la Universidad de José C. Paz, en una entrevista a Revista Urbe. Habló de la cofradía patriarcal, de sus raíces gremiales y antiaristocráticas en el mundo jurídico y de la importancia de la reforma judicial presentada por el presidente Alberto Fernández.

Salvo destacó que esta iniciativa “es un principio fundamental inicial porque la justicia penal fue utilizada como instrumento de persecución y de concentración” y aseveró que “no hay justicia hasta que no hay justicia social”.

La causa contra D’Alessio y Stornelli continúa su curso.

¿Cómo empieza el caso D’Alessio? ¿Cómo fue la decisión de trabajar en ese caso? ¿Sabías que ibas contra todo?

Como todo, la significación es retroactiva a veces. Yo venía pensando, más allá de que en ese momento obviamente dije que sí, fundamentalmente por lo que implicaba el caso. Nunca pensé que iba a llegar a esa dimensión. Pero la verdad es que yo vengo militando en la gremial hace muchísimo tiempo. Y todo lo que era el famoso quebrantamiento del estado de derecho. Los abogados y las abogadas lo veníamos viendo hacía mucho tiempo. Yo soy laboralista y la verdad es que los ataques a la justicia laboral empezaron desde el ministro de Trabajo haciendo una denuncia contra Enrique Arias Gibert por haber sacado un convenio colectivo totalmente ajustado a la ley. Veíamos cómo se perseguía a los otros jueces laborales que reinstalaban a trabajadores de Télam, de la AFSCA, etc. Y la verdad es que yo vengo de esa concepción, imaginate que yo me recibo en el 2002, y cuando me recibo y me matriculo, empiezo a trabajar, y los primeros laburos me los pagaban en patacones. Hice todo un camino jurídico, estudiando el derecho laboral con la ley Banelco y cómo habían destrozado el sistema de protección laboral con el neoliberalismo. Me emociona haber tenido una experiencia histórica anterior como el kirchnerismo y esto para mi formación jurídica fue importante.

Entonces, cuando viene el caso D’Alessio, yo formaba parte del Frente de Abogados Populares, en el que teníamos compañeros penalistas que venían denunciando esta situación del quebrantamiento del estado de derecho. Cuando llegó el caso, lo vi como una oportunidad en ese sentido. Sin pensar que iba a ser un punto de inflexión, porque imaginate que este caso da un giro de 360 grados cuando se le allana la casa a D’Alessio y se encuentran teléfonos, computadoras, y ahí explotó todo como una caja de Pandora. Llegó a través de un contacto de mi viejo que ya falleció, y la verdad es que es un hombre que viene a decir «bueno, a ver qué puerta más me van a cerrar». Yo tenía compañeros que también transitaban los tribunales de Comodoro Py y sabía las represalias que iban a llegar a cometer si firmaba una demanda de esas características. Por supuesto, estuvieron ayudándome en lo técnico, en el conocimiento de Comodoro Py. Cuando yo entraba a Comodoro Py, me daba cuenta de las miradas, recibía llamados de teléfono de abogados defensores, muy conocidos, para ver cómo me iba, cómo me sentía. Iba al juzgado de Bonadío y de atrás gritaban «dejala que viene de Alejandro», que yo lo conozco por las redes sociales, tengo admiración por su trabajo, pero no lo conozco personalmente. Había un gran nivel de impunidad. Toda una cofradía patriarcal. Cómo que querían acercarse y sacarme algún tipo de información. Incluso me ha llegado a decir, el abogado de una de las defensas de los imputados y procesados más importantes: «vos, zurdita, de dónde venís”. Yo me involucro en un caso de estas características por la historia gremial, por la historia minoritaria, por la historia antiaristocrática que tengo, incluso tanto por derecha como por izquierda, de un apellido que no es letrado o que no es reconocido en el derecho.

Imagino la escena de tu aparición en esta causa: mujer, joven, alguien no conocida en los pasillos de Comodoro Py que de golpe entra con este caso, que además en ese momento nadie pensaba que expondría a todo el sistema del lawfare.

Claro, porque el caso D’Alessio lo que puso en el tapete es la utilización del Estado. Ahora se está viendo, se está armando el rompecabezas con la causa de la mesa judicial, con la causa de Lomas. Se investiga una organización criminal, pero que tenía una fuerte articulación y ámbito de actuación en lo político, en lo judicial, en los organismos de inteligencia internacional y nacional y donde están procesados fiscales provinciales de la Nación, fiscales generales, periodistas, medios de comunicación, porque no hay persecución judicial sin medios concentrados de comunicación y sin la unificación de un discurso único propagado a través de los medios.

Se corría el rumor de que Bonadío nos iba a detener a los abogados que estábamos involucrados y que éramos abogados de la causa D’Alessio, esta causa se tomaba como una asociación ilícita delincuente. Un disparate. Era Bonadío el que estaba a cargo de esa causa, el mismo Bonadío que se había llevado detenido a políticos a plena luz del día. O sea que no me extrañaba.

¿Tenías miedo?

Sí, tenía miedo por mis hijos, no por mí. Siempre digo que si yo no hubiese tenido hijes hubiese sido una kamikaze, sin dudas. El ser abogado sin poner el cuerpo se convierte en un oficio. Si vos vas por las causas minoritarias la verdad que vas a tener que poner el cuerpo. Ví a abogados defendiendo a ex funcionarios políticos, así que sabía que iba a tener que poner el cuerpo y no me arrepiento en ningún momento de haber aceptado esta causa. Al contrario. Ahora, sí sabía que si el macrismo ganaba las elecciones mi destino tenía que ser prácticamente fuera del país. Creo que son decisiones capitales que uno tiene en la vida. Si yo decía que no a una causa así, realmente me iba a dedicar a otra cosa. No me lo iba a perdonar. Cuando tu palabra no se sostiene con una cara o un cuerpo que le de sostén, la verdad que pasa a ser mera declaración. No hubiese tenido cara para estar en un conversatorio más hablando del estado de derecho si yo hubiese rechazado una causa de esa magnitud.

¿Cómo fue la militancia en el Colegio de Abogados y qué correlato tuvo con lo que estaba sucediendo en el país?

Como espacio político integrado por el Frente de Abogados Populares disputamos las elecciones no solamente en el Claustro de Graduados durante varios años sino también en las elecciones del Colegio de Abogados del año 2018. Fue un año bastante terrible, en el que la doctrina Irurzún estaba a pleno, era el año del ajuste, posterior al ajuste previsional, el año que se seguía debatiendo la reforma laboral. En ese contexto, habiendo sido denominados incluso como mafia de los abogados laboralistas, salimos a pelear por la cantidad de jueces laborales a los cuales se había iniciado juicio político; con los compañeros penalistas salíamos a pedir por la institucionalidad, por el estado de derecho, contra las prisiones preventivas totalmente arbitrarias y fuera de lo que establecía el régimen vigente. Toda esta situación que denunciaban mediáticamente otros abogados, nosotros la veníamos denunciando desde un armado político y gremial, y participamos en las elecciones en abril del 2018 del Colegio de Abogados. Hicimos muy buena elección, el candidato titular fue Ricardo Nissen, que hoy en día es Inspector General de Justicia y como titular fui yo. No fui sola, sino como resultante de esta militancia grupal.

¿Pensás que el escenario judicial que vivimos es el que se viene arrastrando desde antes del retorno a la democracia? Hay un montón de instituciones o sectores, incluido parte del Poder Judicial, que siguieron teniendo prácticas antidemocráticas.

Es totalmente certero lo que decís. Mirá, el Poder Judicial, desde la Corte Suprema de 1930, que habilitó el primer golpe militar a Hipólito Irigoyen, es una institución cerrada, hermética, aristocrática, profundamente antidemocrática en ese sentido. Fue el único poder que no se democratizó. La dictadura militar, para sacar las reglas estatales, las leyes, tuvo que estar asesorada por abogados y abogadas. Fueron las que asesoraban en la Comisión de Asesoramiento Legislativo para sacar, por ejemplo, la Ley de Entidades Financieras que aún sigue vigente; o para sacar la modificación de la Ley de Contrato de Trabajo que recortó 108 capítulos y desapareció al autor Norberto Centeno en las Noches de las Corbatas. La verdad es que había jueces que pasaban por comisarías, escuchaban a detenidos desaparecidos y no sus habeas corpus. Entonces, qué pasó con ese Poder Judicial que es el único que no está plebiscitado, que no tiene una injerencia democrática. Y fijate cómo fue, independientemente del yerro político o no, de no haber alcanzado un consenso previo para sacar las leyes de democratización del Poder Judicial en 2013, la reacción de los poderes fácticos que hubo en ese momento. Y la reacción que hubo también cuando intentaron tocar los aumentos o las jubilaciones a los jueces y las juezas. Entonces, creo que hay que revalorizar la lucha que hay desde cierto sector de abogados que propiciamos cambiar la justicia para que no esté tan focalizado en lo económico y sí en lo social.

Por otro lado, el macrismo y la estructura del famoso lawfare, que se ramificó en toda Latinoamérica como el segundo Plan Cóndor, mostraron un manejo de la democracia regional a través del concepto de legalidad de la justicia. El nuevo dispositivo de persecución del narcotráfico y del terrorismo utilizado por Garabano, por Bullrich. Es decir, hay una construcción de la legalidad vinculada con la noción de seguridad que sirve para perseguir. Esto es muy peligroso.

¿Hay una utilización de esa construcción de legalidad?

Es perversa en ese sentido. El estado de derecho se funda en la ley. ¿La ley se puede modificar? Sí, claramente, por supuesto. La sociedad va cambiando y la ley también, se vio con la ley de divorcio, de matrimonio igualitario. Y esperemos que se haga con el tema de la interrupción voluntaria del embarazo. Hay mecanismos institucionales para modificarla, ahora es una ley, la ley es el objetivo y lo que medía los conflictos entre los particulares y el Estado, y la sociedad entre sí. La ley es un instrumento objetivo. Cuando quieren empezar a instalar las convicciones, ahí están desplazando a la ley por la subjetividad. O cuando te dicen «¿si están violando o matando a tu hijo no le pegás un tiro?» Probablemente sí, por algo la ley establece el estado de emoción violenta. Con esa subjetividad no puedo, eso creo que intentó hacer el neoliberalismo a través de la Justicia.

¿Qué expectativa tenés sobre esta reforma? ¿Es la reforma que se necesita, es la posible o es recién un inicio?

Creo que es un principio fundamental inicial porque la justicia penal fue utilizada como instrumento de persecución y de concentración, de poder político también, para perseguir líderes y lideresas políticas, como Cristina Fernández de Kirchner y sus funcionarios. Entonces, licuar esa concentración de poder mediático, me parece importantísimo. Es lo que se hizo con la unificación del fuero penal económico con el fuero federal. Lo mismo y en idéntico sentido y argumento hizo con respecto al fuero administrativo tributario civil y comercial federal, que trata las cuestiones del Estado. Creo que es una reforma que recién está comenzando.

Si realmente queremos propiciar una justicia cercana, me refiero con acceso inmediato, tenemos que hablar de esto, de una justicia que reforme todos y cada uno de los fueros, que le dé más presupuestos a otros fueros que están menos visibilizados como el laboral, el previsional. Creo que, en este sentido, cobra vital importancia el Consejo Consultivo de 11 miembros, diverso y horizontal, que propició el Presidente de la Nación. Se van a tratar temas centrales. ¿Cuáles son? La composición de la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público de la Defensa. Es decir, temas que hacen al acceso a la Justicia y a la demora.

Tener una Corte Suprema que atienda finalmente los problemas de 44 millones de argentinos y argentinas. Me parece importante también rever el tema de la rapidez en los concursos. Es un principio fundamental, es una reforma que está centrada en el eje de la justicia penal. No hay que olvidar las otras perspectivas que también son fundamentales: esto de que no hay ajuste sin represión, y que usamos el derecho penal para perseguir y reprimir, pero también tenemos al derecho social que impidió de algún modo la reforma laboral a la brasilera. Esto se impidió por las organizaciones gremiales, nos guste o no, y también por la movilización popular de ciertos sectores.

Me parece muy interesante cuando hablás de una justicia más cercana. Vos venís planteando la necesidad de una justicia social…

No hay justicia hasta que no haya justicia social, porque la justicia social básicamente es la que se consigue cuando el Estado media o intermedia en la igualdad de oportunidades, tanto en el conflicto capital de trabajo como la justicia social que puede haber en la seguridad social integral.