Los cazadores de crisis
21/07/2021
No se sabe quién dijo por primera vez la siguiente frase pero nadie va a negar que es cierta: “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. Es cierto que para hacer algo piola sí o sí hay que tener buenas intenciones, pero con eso solo no alcanza. En estos tiempos de sobreinformación y fake news parece ser indispensable no dejarse atropellar por lo que vemos constantemente, bajar unos cambios y tratar de nutrirse de fuentes de calidad que nos permitan entender un poco mejor lo que pasa. De lo contrario, la bola de nieve del impulso nos va a seguir desencontrando hasta con quienes quieren lo mismo; y estoy seguro de que es la inmensa mayoría de la gente.
La semana pasada nos llegaron imágenes de protestas en Cuba y la derecha local hizo de eso una bandera. Su negocio es, precisamente, montarse sobre relatos donde la palabra “libertad” se manosea sin pudor, y señalar como enemigos de la humanidad a quienes oponen otra mirada. Tiran el centro, cabecean y festejan, todo en el mismo momento. Profundizar un poco más el discurso e intentar saber qué es lo que realmente sucede no les importa en lo absoluto. Solo buscan capitalizar políticamente, apelando al odio o al miedo. Ahora ¿eso redundaría en una solución para el pueblo cubano?
Milton Friedman, una de las personas más gravitantes del “liberalismo”, escribió en Capitalismo y Libertad el funcionamiento de los grupos de poder para lograr imponer sus intereses. Él dijo: “Sólo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que esa ha de ser nuestra función básica: ‘desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”.
Una pandemia mundial es, en esencia, una enorme crisis. Y esa crisis puede profundizarse más cuando todos los mecanismos de producción de sentido apuntan a eso. En la idea anterior Friedman habla de crisis real o percibida, dándole un lugar primordial a la capacidad de construir relato. Y, como vemos, poco importa pensar en la solución de esa crisis: lo que buscan es capitalizarla para su propia conveniencia. Una cosa son los problemas que enfrenta el pueblo cubano y otra muy distinta es quiénes se montan sobre eso. Hay que indagar en el rol que juega cada uno para tomar postura. Solo así podemos evitar que una buena intención -querer mejoras para el pueblo cubano- termine siendo usada por quienes quieren lo opuesto.
Julián Macías, un “activista contra la desinformación digital” desarrolló un hilo muy completo sobre quienes estuvieron detrás de la campaña #SOSCuba, de la que formaron parte Macri y Larreta. Ahí se ve claramente cómo se planificó, incluso utilizando fotos falsas de otros lugares y otro tiempo. Por el arte de la confusión, el obelisco con gente festejando la Copa América era una marcha en La Habana o Raúl Castro bajando de un avión hace años se convertía en exiliado actual. En la investigación se ve cómo gente de la Fundación Libertad, por ejemplo, convocaba a marchas en la Embajada de Cuba y miles de cuentas creadas días antes repetían el mismo mensaje. En este gran video se puede ver quiénes están detrás de esa Fundación. Si todo el mundo supiera quiénes son y conociera el razonamiento de Friedman ¿habría tenido la misma repercusión la campaña #SOSCuba? ¿Se podría pensar que, lejos de querer lo mejor para el pueblo cubano, están buscando profundizar la crisis?
Pedro Brieger reflexionaba sobre la dimensión del problema y ponía la pelota del lado del gobierno de Díaz Canel y el Partido Comunista. Es cierto que la crisis en la isla pega fuerte, hay muchas personas padeciendo y se están haciendo escuchar; también que Cuba está bloqueada, hay marchas multitudinarias a favor del gobierno y Estados Unidos hace caso omiso a décadas de votaciones apabullantes en la ONU que piden el cese de la hostilidad. Habrá que ver cómo se desenvuelven los hechos. Lo que sí siento es que se vuelve cada vez más vital la necesidad de dedicarle tiempo y energía a saber quién es quién cuando dice lo que dice, para que las buenas intenciones redunden en buenas acciones y no en caminos infernales.
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