Pantallas
Lo traumático no se resuelve sino que se repite
Por Gonzalo Escalante
25 de mayo de 2024

Lo efímero es una constante en la actualidad. La tecnología cada vez más nos educa a que tengamos un consumo liviano. El espectro de atención se reduce. Necesitamos ver el nuevo reel, saber cual es el nuevo trend, el próximo challenge. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su libro “En el enjambre” sostiene que vivimos en una sociedad inmersa en el medio digital y que este “es un medio de presencia. Su temporalidad es lo inmediato” (2014, pp 33). Lo mejor siempre es lo nuevo, la tendencia. Netflix actúa de una manera similar, su calesita nos llena de sugerencias cada semana anunciando que “Esta es la mejor serie/película/reality de todos los tiempos”, hasta la semana que viene en donde habrá otra mejor de todos los tiempos. Corremos detrás de esa zanahoria y la consumimos.
En esa sobreoferta aparece “Baby Reindeer” (Bebé Reno). La miniserie inglesa, que fue dirigida por Weronika Tofilska y escrita y protagonizada por Richard Gadd, es recomendada por los medios con el destacado detalle de que no sólo está basada en hechos reales sino que también estos le sucedieron a Gadd. En todos los portales, canales y streaming se nos anima a ver la historia de acoso que sufrió el autor.
Conocemos a Donny (Gadd) un comediante escoces que trabaja como bartender en un pub ya que no ha tenido éxito en su carrera de humorista. Es en ese bar donde conoce (y conocemos) a Martha Scott (Jessica Gunning), desde ese punto, desde esa invitación de un té comienza el camino donde acompañamos al protagonista en una espiral en la cual el autoestima, la lastima, la deficiencia de un sistema policial, pero sobre todo los engranajes de una sociedad que nos excluye si no podemos adaptarnos movilizan la trama. El interés de Martha nace por un buen gesto de Donny, la invitación del té y luego de un vaso de Coca light, pero desde la óptica de Martha no es solo una acción caritativa sino que encuentra a alguien que la ve en un mundo que la invisibiliza. El personaje de Gunning no solo está fuera de los estereotipos convencionales de belleza, sino también sufre de un sistema que la excluye por cuestiones socioeconómicas. En reiteradas veces la escuchamos que comenta que no puede pagar, no le alcanza. No sirve de excusa para su accionar, pero al igual que intentan hacerlo Donny y lo ha marcado también Gadd en la vida real, hay que buscar comprender a Martha y no solo tirarla al sistema carcelario.

La trama comienza a oscurecerse y aunque tiene espacio para el humor, el ambiente comienza a hacerse pesado y pequeños detalles que muestran el interés de Martha en Donny se complejizan y dejan de ser un simple coqueteo o la expresión manifiesta de ganas de tener un vínculo a ser una situación de acoso. Así es como Netflix nos vende el producto, “una historia sobre una acosadora y su víctima”, pero el episodio de Martha, sin minimizarlo, sirve a Gadd para explorar otras situaciones traumáticas que sin dudas fueron elementos que colaboraron en complejizar la situación y llevaron a Donny al extremo.
Basada en el monólogo original de Gadd, “Monkey see monkey do”, la serie suma un giro en el episodio cuatro. En ese capítulo, Donny cuenta que en su búsqueda de ser famoso comenzó una relación de amistad/trabajo con Darrien (Tom Goodman), el cual le ofrecía drogas cada vez más fuertes. Una tarde, luego de tomar MDMA, Donny despierta y se da cuenta que fue abusado sexualmente por Darrien. El sentimiento de culpa que sufren las víctimas lo lleva a no contar nada y seguir manteniendo relación con su abusador, que tarde a tarde repetía su accionar. En la trama vemos como una persona divertida y social se encierra y comienza un periodo de mutismo que lo hace distanciarse de un vinculo sexo afectivo.
Las violaciones intragénero (varones abusados por otros varones) son más comunes de lo que se piensa. Al igual que en los abusos inter género (entre distintos géneros), en especial si hablamos de abuso sexual infantil es muy dificil tener números ya que la sociedad y el sistema de justicia no ofrece las mejores garantías a las victimas. Pero en el caso de varones abusados la masculinidad juega un papel importante a la hora de esconder y callar.
Si hablamos en la infancia, los datos de la OMS marcan que 1 de cada 13 niños es abusado sexualmente. En la edad adulta, muchas veces esta conducta se disfraza de ritos, de chistes pero no dejan de ser situaciones de abuso sexual.
El Patriarcado es un sistema de opresión. Jerarquiza cualidades y nos otorga privilegios y oportunidades según nuestra interseccionalidad. Sin dudas el género es la característica preferencial del Patriarcado, pero no se valora de la misma manera un hombre pobre que uno rico, claramente. Como no es lo mismo, en óptica patriarcal, un rico europeo que uno latino. Asimismo, demostrar todo el tiempo cuán macho somos es la manera social de marcar jerarquía en los grupos sociales más chicos. En el grupo de amigos, en la escuela, en el barrio, en el trabajo. Así, los hombres, sostenemos el patriarcado. Somos educados para cumplir, o mejor dicho, intentar cumplir sus requisitos, y también somos quienes mantenemos al resto dentro de los parámetros. Todo esto se da en una lógica de “Pertenecer para poder Ser”. En el libro compilación de Luciano Fabbri, “La masculinidad incomodada” (2021), podemos encontrar el texto de Ariel Sanchez y Lucas Vialey “Varones y feminismos. Entre la incomodidad, el miedo y el cinismo” (pp 89), donde los autores resaltan la importancia de la homosociabilidad (la preferencia de socializar con personas del mismo género) para la perforación de la masculinidad, “los varones se hacen entre varones para la mirada de otros varones” (pp 96).
Esto lo podemos ver en “Bebe Reno” constantemente. Donny todo el tiempo se siente obligado a actuar para poder ser aceptado por los varones que lo rodean. Dentro del bar, haciendo chistes de “las cortinas” o en el Subte cuando no besa a Teri, incluso cuando va a denunciar a Martha. La presión de pertenecer es real, y si bien no justifica ninguna acción por parte de los hombres, es algo que esta constante en nuestro día. En ese sentido, para los hombres que, en la infancia o en la adultez, sufrieron abuso sexual por otro hombre, ronda el fantasma de quedar excluido. Ese miedo que habla Donny con su padre cuando le cuenta sobre sus deseos sexoafectivos, pero también sobre la violación que sufrió y le dice “me siento menos hombre por haber dejado que me pasará”. Ese “sentirnos menos hombre” claramente nace de una premisa errónea, está cimentada en una estructura socio-cultural heteronormada, pero está ahí, fuimos educados así. La culpa de la víctima por dejar que nos pase algo es culpa de una sociedad que nos programa para eso, que nos señala en silencio, que nos observa.

Matias Stefano Barbero, en su libro “Masculinidades (Im)posibles” (2021) marca entre varios enfoques, la necesidad de dejar de circunscribir a las personas a un episodio traumático, no colaboramos si todo el tiempo una persona victima de una violación es “la victima” o “la violada”. Como también sostiene Belen Lopez Peiró en “Por qué volvías cada verano” (2018, pp 91): “Llamarlas víctimas es volver a garcharlas otra vez. Y otra vez. Es convencerlas de que les cagaron la vida, de que su historia empieza y termina ahí”. Claramente sufrir una violación es un hecho crónico y que marca a la persona, denunciar es exponerse. Es tener que afrontar procesos que producen una revictimización, es correr el riesgo de quedar encasillade, es sentir miradas y murmullos, que capaz no están, pero la vulnerabilidad las hace presente, las maximiza. Donny sufre esas miradas, intenta silenciar y encerrar lo que le pasó para poder sentirse “normal”, para pertenecer. El famoso “fingir demencia”.
Es en esa búsqueda de escapar de lo que le pasó Donny se autodestruye, emocional y físicamente. Siente que no merece algo bueno, ese sentirse roto y no apto. Lo vemos buscando respuestas teniendo sexo casual para sentirse aceptado aunque sea de a ratos, y en esa busqueda de autoestima, en donde entra Martha y el espacio que el le otorga. Escucha los cumplidos para sentirse mejor. Busca respuestas pero nunca las va a poder encontrar porque parte de una pregunta equivocada. Busca respuestas en la justificación, me pasó esto porque, se termina descubriendo bisexual, es mi deseo y la situaciones de violencia sexual y violación lejos están de tener algo que ver con el deseo de la persona que lo sufre. La pregunta no es ¿por qué dejé que me pase esto?.
Para un hombre heterosexual, ser víctima de una violación por parte de otro hombre rompe muchas de las caracteristicas que la sociedad le marca que debearía de cumplir para lograr su masculinidad. No supo defenderse, no fue reactivo ni autosuficiente. De nuevo, siempre entendiendo esto desde una visión de cómo está estructurada la sociedad, no como un aval de ese pensamiento; si para ser hombre hay que cumplir con la heteronorma, haber sido penetrado por otro hombre es como dice Donny “ser menos hombre”. Vivimos en una sociedad en la cual cuando vencemos a un rival en algún deporte o desafío, “le rompimos el culo”, la educación heteronormada del patriarcado nos taladra con que ser “el culo roto” es ser el derrotado.
En el punto de tensión más alto, Donny sufre un ataque de violencia de Martha que le estalla un vaso en la cara, en vez de denunciar, se dirige a la final del festival de comedia. En primera fila, el grupo de hombres del bar, otra vez la homosociabilidad presionando. El fracaso de todos los chistes que va haciendo y el silencio del público que lo juzga lleva al personaje de Gadd a un punto de quiebre. Los primeros planos, que son un recurso frecuente en la serie, nos hacen sentir la tensión, el cansancio y el peso de algo que estalla. Luego de hablar y su viralización, Donny se siente libre, pudo transformar algo que lo corroía en algo productivo, el plano se abre y lo vemos en plenitud. Hasta que una llamada de Martha lo lleva a tener que hablar con sus padres sobre su deseo y la violación que sufrió. Acá se da la charla que mencionamos arriba sobre sentirse menos hombre. El padre, le hace la misma pregunta, con los ojos lleno de lágrimas le retruca “¿crees que yo soy menos hombre?” contándole que él sufrió abuso infantil. Lo que muestra que sucede, pero no hablamos.

En el último capítulo también observamos el reencuentro de Donny con Darren, su abusador. No le grita, no lo golpea, se sienta y hablan. Darren saca el tema del video viral, pero no pasa a ser algo relevante, solo un dato, “fuiste valiente le dice” con total impunidad. Eso pasa porque el abusador no siente culpa o vergüenza, eso cae en el abusade, como mencionamos arriba. La luz artificial y amarilla del departamento de Darren cambia a la claridad de el día cuando Donny sale y vuelve a respirar. Pasó una prueba y necesita empezar a sentirse mejor. La revictimización, volver a atravesar el hecho traumático es una sensación casi extra corporalidad, no sentirse bien con uno mismo, con tu cuerpo, no sentirse a salvo. Para poder seguir, cae en los audios de Martha con cumplidos.
Sin dudas cuando una persona abusada mantiene vínculo con su abusador, es una de las actitudes más irracionales para quienes no vivieron esa situación. En su libro “Abusos sexuales y traumas en la infancia” (2017) la psicóloga Silvina Cohen Imach opina que “la confusión que produce el abuso puede llevar a identificaciones con el agresor, no solo como modo defensivo, sino como respuesta primaria para sobrevivir” (pp. 92). Donny está movilizado porque enfrentó su miedo y pudo sobrevivir, mantuvo relación con Darren para fingir normalidad, para escaparse y hacer como que nada pasó. Cohen Imach concluye que existe siempre un “intento de comprender lo sucedido. Lo traumático no se resuelve sino que se repite”. Donny repite su trauma cuando sigue yendo de Darren, repite su trauma frente al público, lo hace cuando varios años después vuelve a visitarlo y evitar el tema. Gadd repite su trauma, en una búsqueda de respuestas en “Monkey see monkey do” y en una manera magistralmente contada, lo repite en “Bebé Reno”.
Asimismo, sería tonto no marcar que existen alicientes para un varón que denuncia a diferencia de las mujeres o diversidades. Lo vemos en la serie, se ensalza la valentía de Donny de poder hablar, pero esa valentía (que en todo caso es para todos los géneros) sin dudas está ligada a los mandatos, en especial en la heteronorma. Nadie duda, nadie opina que lo hace por dinero, para lograr fama, porque es algo fuera de la norma.
Claramente, lo primero sería romper con esa heteronorma, lo cual facilita que los hombres puedan hablar, denunciar. Desaprender los mandatos es un proceso, necesario que surge en lo social, se produce en lo personal y vuelve a lo social para seguir militando espacios más sanos. En especial, porque como mencionamos, hay pocos datos porque los varones no hablamos, pero seguramente nos termine pasando como vemos en la serie que enfrente tengamos a otro hombre que sufrió lo mismo.
En tiempos de una contraofensiva machista en la cual además surgen productos como “Machos Alfas”, también en netflix, “Bebé Reno” nos ofrece una oportunidad para repensarnos no solo desde el deseo sino lo que permitimos en pos de “pertenecer”. Lo que hacemos con lo que hicieron de nosotres y, en especial los varones, lo que dejamos hacer. La presión que ponemos sobre otros hombres para que no se escapen de la norma y como excluimos a quienes se salen o quienes estan por fuera por no cumplir con los estereotipos corporales, de género binarios o incluso, en menor medida, en tipo de humor. La crudeza de la serie no solo moviliza a quienes fuimos víctimas de abuso sexual, sino que su profundidad puede lograr que todo el mundo comprenda y tenga empatía en vez de opinar y juzgar.
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