Música

FUCK YOU/ CENIZAS Y DIAMANTES

Esta nota hace un recorrido por la escena del rock postdictatorial a través de las peliculas Fuck You: el último show y Cenizas y Diamantes.

Por Juan Manuel Ciucci
05 de agosto de 2024

Llegaron a las pantallas cinematográficas dos registros audiovisuales de la escena rockera de los ´80 en Argentina. La noticia ya sería un motivo de festejo, pero quienes las protagonizan vuelven a esas imágenes de una urgencia fundamental: se trata de Cenizas y Diamantes (un recorrido por la historia de Don Cornelio y la Zona) y Fuck you! (el último recital de Sumo en Obras). Dos mitos de la cultura rock nacional, de los cuales existían pocos archivos que nos permitieran acceder al accionar en vivo de aquellas bandas inmortales.

Pero el registro incluye además imágenes de aquella sociedad postdictatorial con las tensiones que la habitaban, y de la cultura rock imperante en los ´80. Escenas de un mundo que ya no existe, de una cultura que se ha disipado, de algo de lo que fuimos y que define en mucho lo que somos hoy. Es por todo eso que se vuelve una necesidad verlas, al tiempo que es casi imposible no decir algo de ellas.

El futuro ya llegó

Con sus sonidos, letras y escenas, Don Cornelio y la Zona vino a resquebrajar la sonoridad del rock nacional de la postdictadura. Fue una aparición que no pasó desapercibida para la escena local, y que dejó testimonios como la participación de “Claudio Cornelio” (Fernández) en uno de los discos más emblemáticos de la época: Oktubre. Pero como mucho de lo que sucedió por aquellos años de gloria rockera, el registro al que se tenía acceso no alcanzaba a brindar una idea cabal de lo que fue la banda en vivo.

Cenizas y Diamantes (Ricky Piterbag, 2024) viene a saldar esa ausencia desde las bóvedas propias de la banda, ya que Claudio Fernández supo guardar registros propios que nos permiten acceder a su intimidad, al surgimiento de canciones imborrables y a los incendiarios recitales cornelianos. Pero además, mientras circulan la ciudad, vemos los rastros de la naciente democracia que habitaban, donde existían elementos postdictatoriales con pequeños esbozos de la libertad que se anunciaba.

Es por esto que asombra aún más el desparpajo con que la banda pisaba la escena, desligada de las poses indicadas y de los modos sugeridos por entonces. Portando una vitalidad dionisíaca, que Palo Pandolfo volvía trascendente en su canto surcado por el grito y el susurro. Recitando, incitando, podemos verlo en Cenizas y Diamantes agitando al público presente, que termina asumiendo un lugar posible en el escenario, compartiendo el micrófono con el cantor. Testimonio del cruce de fronteras que Don Cornelio propiciaba, rito de inicio transformador de aquella cultura rock que comenzaba a consolidar su estirpe.

La reunión actual de los ex integrantes sirve para reconfigurar lo que fueron y ya no somos, en un contexto completamente distinto a aquella primavera donde bullía una cultura contestataria y antihegemónica, donde el rock podía ocupar una centralidad. Así surge el recuerdo, la anécdota, la historia diversificada en la memoria. Tiene el documental la buena idea de reunir a les protagonistas en un mismo espacio, en un mismo tiempo del recuerdo. Así se evita la voz única, el recuerdo personal, y accedemos al intento por recuperar, tan siquiera por esas horas compartidas, lo que vivieron tantos años atrás. Algo que le da vitalidad a lo rememorado, al tiempo que también exhibe la lejanía, pero no sólo de quienes protagonizaron esta historia, sino de toda una cultura rock que habitó estas tierras, y que en las últimas décadas se fue resquebrajando, transformando, aunque también en partes reviviendo.

Brilla tu luz

Quizás la otra mole destructora del status quo rocknacionalista (¿me olvido de Virus, V8, Los Abuelos, Los Redondos?) sea Sumo, cual aplanadora mayor dispuesta a reconfigurar los modos en que se habita un recital, por no decir la vida misma. Fuck you! El último show (José Luis García, 2024) nos permite ingresar al registro crudo de la presentación de After Chabón en el Estadio Obras. Corría el ´87 y Luca Prodan le pide a su amigo Rodrigo Espina que registre los recitales del grupo, ante su casi certeza de una partida inminente. Esa información que comparte el documental al inicio, nos brinda una clave de lectura que nos envuelve y que vuelve a ese Luca de la pantalla un ser descarnado, angelado.

García toma la cámara y se hunde en la indicación de un Espina que no pudo ir a ese recital: “vos seguilo a Luca”.  Al pie de la palabra cumple entonces la cámara su misión, y nos permite compartir camarines, cantares en pasillos o un trago en el bar. El italiano angloparlante se enciende de mil maneras, entre el estrépito punk o la sensibilidad rioplatense. Imputando al público con un humor ancestral ante demostraciones machistas, vibrando en un torbellino dionisíaco, atropellando a les asistentes que nunca parecen preparades para tanto. Quien debajo del escenario muestra una debilidad que alarma, se transforma cual fénix que amenaza con incendiar toda la escena.

Esa postdictadura que se siente en el aire, en los tipos que piden la entrada en la puerta, en el que atiende el bar y se pone la gorra porque cantan donde no se puede, es el mundo aprisionado donde Luca vino a liberarse. Esa tensión que parece inminente estallido, capaz de llevarse todo puesto, brinda la oportunidad de observar cómo ese atropello lucaneano no busca coronarse como un punto de confrontación, sino que enfrenta esa realidad con su mero ser, propiamente libertario (ahora que intentan por derecha robarnos palabras y conceptos). Un fulgor que tantas veces hemos oído mentar (Alejandro “Bocha” Sokol quizás sea quien mejor ha expresado esa transformación que Luca significó en tantas vidas) pero que quizás por primera vez logramos ver en pantalla.

Y lo interesante aquí es que Fuck you! funciona por acumulación, al presentar el material en crudo de lo registrado aquel día, sin interrupciones explicativas ni emotivas. Ese caos sonoro y creador que fue Sumo puede entonces ser transcripto al soporte audiovisual, un imposible que encuentra en la desfachatez del material acumulado una potencial vía. Se convierte entonces en la película posible de Sumo este recital no editado, presentado voluntariamente como registro inacabado, universal, de la experiencia.

Héroes

Decíamos de Luca, pero también podríamos decir de Palo, su instancia angelada. Prodan se muestra atento a la cámara que registra, observa y es observado, tiene conciencia del mensaje que emite y que quizás nunca vea. Construye su ser, dentro y fuera del escenario. Se ríe cómplice cuando la cámara captura una escena de lo real, se incomoda y ríe atrapado en su juego de observador-observado. Es que García (y con él nosotres) no le da respiro, lo persigue y se vuelve parte de su espacio, de su séquito, de su soledad. Nos duele, me duele, por momentos la película. No sólo por aquello que no fue y que la escena nos demuestra revelador, sino por el tono de despedida que asume (o que no puede no asumir) el protagonista. Vemos como se nos va yendo Luca, descarnado y dionisíaco, en este post tiempo que le significó la Argentina en la que recayó escapando de una temprana muerte europea.

Palo está sin embargo en la plenitud de su existir, joven y bello al frente de la otra aplanadora que homenajea a Don Cornelio Saavedra. Pero al saberlo hoy ya no entre nosotres, y las charlas actuales que la película recoge dan cuenta también de ello, esa vitalidad en la pantalla nos abruma. Logra allí romper la cuarta pared, que un público novel suba al escenario y atropelle las letras, las sentencias que Pandolfo les brinda. Pero también lo vemos en su suave ternura, masculinidad que atemoriza al macho argentino ochentoso. Lo veremos compartir escenario con Melero, desafiando ritos del cantautor en el escenario y construyendo un paradigma difícil de igualar, pero iniciático de una nueva estirpe.

Comparten ambos, Luca y Palo, el modo performático de habitar la escena. Una herencia que llega hasta nuestros días, imagen del rock que a pesar de que como cultura ya no tenga la fuerza pasada (¿o sí en Lxs Rusxs Hijxs de Putx, Las Ligas Menores, Nina Suarez o Bestia Bebé?) pervive en otros géneros en cuanto a lo que debe significar la entrega en el vivo (¿Dillom, WOS, Ca7riel?).

Proyección como acontecimiento

Las salas al momento de Fuck You!/Cenizas y Diamantes se convierten en un espacio de encuentro que excede lo usual en el cine. Un público que se reencuentra, o que encuentra en la pantalla un tiempo que ha sido y que resulta imposible recuperar. O que se recupera justamente en el aquí y ahora de la proyección. Allí radica, también, el interés por la actualidad de estas películas, puesto que van construyendo un público, pero también un ámbito propio como espacio de intercambio.

Que es tanto etario como cultural, ya que la recuperación reciente de Don Cornelio y Sumo no deja de acercar nuevas generaciones al culto que ambas bandas encarnan. Como en tiempos pretéritos sucedía con viejas glorias del cine rockero (las trasnoches con The Song Remains the Same) cada proyección promete convertirse en un acontecimiento singular, único. Como pasó con el cierre del BAFICI de este año con Fuck You!, donde el festejo por el estreno convivió con el reclamo por el desfinanciamiento al cine nacional y el rechazo a las políticas anticulturales de la gestión mileista.

Por todo esto (y tanto más que no llego a decir) intentan ser estas palabras una invitación a la experiencia que ambas películas nos proponen. Para recuperar en principio escenas de la cultura rock que supo construir una comunidad con un ethos antihegemónico, pero también de aquella Argentina de la postdictadura que configuró algunos de los fantasmas que vuelven a rondar nuestro presente. Por tanto, puede ser una añoranza, pero también una conjura por un ideario que pueda impulsarnos a reconstruirnos como cultura, como presencia. Como contrahegemonía en tiempos donde parece invadirnos una igualación cultural que nos aplaca. Con Luca y Palo como estandartes, Fuck You!/Cenizas y Diamantes nos ofrecen una liturgia capaz de exorcizar una vez más nuestros males.

Juan Manuel Ciucci

¿Te gustó la nota? Seguilo en sus redes 👇

@jmciucci