CULTURA

EL ÚLTIMO BOND

Luego de 15 años, 5 películas y más de 3 billones de dólares de recaudación a nivel global, el agente 007 de Daniel Craig se despidió de la gran pantalla en medio de la pandemia. ¿Fue el mejor de todos los tiempos?

Por Cristian Calavia
16/12/2021

Daniel Craig interpretó a James Bond en la gran pantalla a lo largo de los últimos 15 años. En la pentalogía de películas donde encarnó al personaje creado por el novelista Ian Fleming en la década del cincuenta, la franquicia recaudó más de tres billones de dólares alrededor del mundo. En retrospectiva, la resistencia de los fanáticos ni bien fue confirmado como el sucesor de Pierce Brosnan allá por el 2005 pasó a ser tan solo anécdota.
“Simplemente los ignoré y me dediqué a hacer el trabajo lo mejor posible”, recuerda el actor británico cada vez que es consultado sobre los tiempos previos al estreno a Casino Royale (2006), vigésimo primer film oficial sobre el agente 007 y su inmejorable debut como el agente secreto con licencia para matar.

 

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Con un reparto espectacular, que incluía a Eva Green como la mujer que marcaría a fuego la vida del nuevo Bond y a Mads Mikkelsen como uno de los mejores villanos a los que se enfrentaría en esta nueva etapa, Casino Royale (2006) es la tercera película que adapta la novela homónima de Fleming -hay otras dos versiones no oficiales con este mismo título que datan de 1954 y 1967- y es la que funciona como reinicio e historia de origen de un James Bond recién ascendido a la categoría de espía 007.

Sensible y vulnerable como nunca antes, pero capaz de una violencia implacable. Una relectura profunda y compleja de un personaje icónico que, en vez de detenerse en una deconstrucción impostada, puso el foco en las distintas capas de su personalidad y los trágicos motivos que moldearon su carácter a lo largo del tiempo.

La presentación del nuevo Bond, a cargo del director Martin Campbell, quien ya había hecho lo propio con Pierce Brosnan en Goldeneye (1995), estuvo magistralmente orquestada y Daniel Craig fue aceptado sin discusión por aquel público que lo miraba de costado; el nuevo 007 había llegado para quedarse y su legado recién estaba comenzando.

Cada vez que a Craig le preguntan sobre el rodaje de Quantum of Solace (2008) surge en su cara una mueca de pesadumbre y resignación; como si fuera un recuerdo al que vuelve sólo por obligación a pedido de la prensa. Quizás la huelga de guionistas que demoró la producción, la falta de un antagonista de peso, sus personajes estereotipados, o la presentación de una trama situada en Bolivia sin una sola escena filmada en ese país, hayan atentado contra la calidad del film.

El rodaje de esta secuela tiene una historia de fondo que algún día saldrá a la luz en algún detrás de cámara o entrevista. Lo cierto es que Quantum of Solace (2008) fue una especie de epílogo de su antecesora que desembocó en un éxito en taquilla plagado de grandes escenas de acción y ritmo vertiginoso. Probablemente sea la película más violenta dentro del universo del personaje, pero no mucho más que eso. Lo mejor estaba por venir.

007: Operación Skyfall (Skyfall, 2012) es una obra que habla por sí sola. Es el punto más alto en la historia del Bond de Daniel Craig. No sólo porque revela con los detalles justos la tragedia familiar que marcó la infancia del protagonista, sino porque termina de establecer los vínculos y personajes que lo acompañarían en el plano personal y profesional de ahí en más. Además, la nueva saga encontró en Sam Mendes –Belleza Americana (American Beauty, 1999), Camino a la Perdición (Road to Perdition, 2002) y Sólo un Sueño (Revolutionary Road, 2008), entre otras- al director que terminaría de definir su tono y presentó su mejor villano en la piel de Javier Bardem. Como frutilla del postre, tuvo una de las canciones más exitosas y recordadas de toda la franquicia interpretada por Adele.

Tres años después llegó 007: Spectre (Spectre, 2015) con la presión de tener que continuar una historia que había llegado a su punto más alto. Por otra parte, también debía sentar las bases para el gran final que se avecinaba. Sam Mendes se convirtió en el único realizador que repetiría su función a lo largo de los cinco films, mientras que Christoph Waltz se convirtió en el nuevo antagonista y Léa Seydoux en el interés romántico definitivo del ya no tan nuevo Bond. Esta vez, el blondo agente británico estaría acompañado por el equipo ya había afianzado en las entregas anteriores: Ralph “quien no debe ser nombrado” Fiennes como el nuevo M, Naomie Harris como Eve Moneypenny y Ben Whishaw como Q.

La película contó con la explosión más grande en la historia del cine -la escena de la fuga en el desierto de Marruecos- dejando constancia de una forma filmar que, como consecuencia del auge y abuso del CGI (imágenes creadas por computadora) de las últimas décadas, cada vez se ve menos en la gran pantalla. No sólo fue una continuación más que digna de 007: Operación Skyfall (Skyfall, 2012) logrando una gran convocatoria en las salas, fue el capítulo que enfrentó al espía favorito de la cultura pop contra la organización criminal más peligrosa del mundo y reveló a los espectadores detalles fundamentales de su historia personal.

Daniel Craig es la única persona en la historia de The Tonight Show con Jimmy Fallon que fue al programa tres veces a presentar la misma película. Varios fueron los contratiempos que hicieron que el estreno de Sin Tiempo para Morir (No Time to Die, 2021) se demorara: la renuncia del director Danny Boyle por diferencias creativas con el estudio y una fuerte lesión en el tobillo de Craig mientras rodaba una escena de acción en Jamaica y su posterior recuperación hicieron que el calendario se complicara.

Cuando todos esos problemas se solucionaron y parecía que todo estaba listo para la última película de Daniel Craig como el agente 007, la pandemia del coronavirus postergó su estreno no una, sino ¡tres veces! Así fue que la épica conclusión de la saga tuvo que esperar hasta septiembre del 2021 para encontrarse con el público.

Entre tanto universo cinematográfico y explotación de la propiedad intelectual, cada vez es más raro ver la conclusión de una saga exitosa en el cine. Sucedió con la trilogía de Batman de Christopher Nolan hace casi una década y volvió a suceder con Sin Tiempo para Morir (No Time to Die, 2021). Una decisión riesgosa ante un público cada vez menos receptivo a los cierres narrativos. Tan imperfecta y vertiginosa como la versión del agente 007 de Daniel Craig, este capítulo final no sólo pone en jaque a la figura del agente secreto a más de 30 años de la culminación de la Guerra Fría, también plantea que hay un tiempo para cada cosa y que nadie es imprescindible. Incluso Bond, James Bond.

Mucho se especula sobre quién debería interpretar la próxima encarnación del personaje. Están quienes consideran que debería ser un actor negro, así como quienes argumentan que debería ser una mujer. Ante las especulaciones, el mismo Craig planteó: «¿Por qué una mujer debería interpretar a James Bond? ¿No debería haber un papel tan bueno como el de James Bond, pero para una mujer?”.

De hecho, la inclusión de personajes femeninos fuertes creados específicamente para este último capítulo de la saga parecería formar parte de la misma respuesta. Por un lado, la agente de la CIA interpretada por la actriz cubana-española Ana de Armas. Por el otro, la nueva 007 encarnada por Lashana Lynch, quien ocupó su cargo durante los años que estuvo retirado. Ambas deberán unir fuerzas con el protagonista –quien ya no está para tanto trote- en distintas misiones secretas para ayudarlo a cumplir el objetivo. Nadie se salva solo.

Quizás aún sea temprano para tomar una dimensión real de lo que significó el Bond de Daniel Craig en el desarrollo de la historia del personaje. El tiempo y las versiones venideras a las que les abrió el paso dirán.

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