CULTURA

MEJOR VILLANO CONOCIDO QUE SUPERHÉROE POR CONOCER

Con motivo del estreno de El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad, 2021) repasamos cómo fue que su director James Gunn pasó de ser despedido por Disney-Marvel a ser contratado por Warner-DC y terminó trabajando para ambos estudios. Una historia sobre películas de culto, éxitos inesperados, la cultura de la cancelación y secuelas en modo de reboot.
Por Cristian Calavia 05/08/2021

Luego del éxito moderado que tuvo Batman Vuelve (Batman Returns, 1992) a comparación del suceso que significó Batman (Batman, 1989), los ejecutivos de Warner Brothers decidieron prescindir de los servicios de Tim Burton para la tercera parte. El propio cineasta fue quien confirmó tiempo después que el motivo había sido que su visión del universo del encapotado era muy oscura y que a McDonald’s le costaba hacer juguetes para que los niños y niñas se llevaran de regalo con la cajita feliz. Acto siguiente, el estudio contrató a Joel Schumacher para continuar con el trabajo.

Mientras que Batman Eternamente (Batman Forever, 1995) fue bien recibida, Batman y Robin (Batman and Robin, 1997) significó un fracaso artístico y comercial tan grande que casi mata al cine de superhéroes para siempre. “Los estudios se transformaron en corporaciones que quieren que diseñes personajes para una remera o una taza antes que para una película. En esa última reunión que tuve con los ejecutivos por Batman fue la primera vez que escuché la palabra franquicia en relación a una película”, dijo Burton en una entrevista con Howard Stern años más tarde.

Este jueves llega a los cines argentinos El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad, 2021), la nueva película basada en los personajes de DC Comics. Sin embargo, esta adaptación dirigida por James Gunn no es una secuela directa del film con (casi) el mismo título del 2016, sino que es un reboot. Esto significa que esta versión de Harley Quinn y compañía será una especie de borrón y cuenta nueva para el grupo de villanos bajo las órdenes del gobierno de los Estados Unidos. ¿Por qué Warner Brothers decidió reiniciar la saga en vez de continuar la historia planteada tan sólo algunos años atrás?

Luego de El Hombre de Acero (Man of Steel, 2013), la compañía dueña de los derechos de los personajes de DC anunció con bombos y platillos que imitaría el modelo de negocio que estaba desarrollando Disney con Marvel e iniciaría un universo propio de películas protagonizadas por los superhéroes pertenecientes a la editorial. Con Superman, Batman, La Mujer Maravilla, Linterna Verde y Flash, entre tantos otros, las posibilidades de encarar un negocio millonario tal como había hecho la competencia era una posibilidad más que concreta.

Así fue que en marzo del 2016 llegó a las salas Batman V Superman: El Amanecer de la Justicia (Batman V Superman: Dawn of Justice, 2016). Esta película iba a reunir por primera vez en la historia del cine a los tres personajes de historietas más populares del mundo y funcionar como la piedra angular del DCEU (DC Extended Universe), pero pasaron cosas. A pesar de que triplicó su presupuesto en taquilla, el film de Zack Snyder generó tanto amor como odio en los espectadores y la crítica la destrozó, llenando de preguntas los bolsillos de los ejecutivos.

Con todo ese contexto detrás, la que pagaría los platos rotos iba a ser Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016), un proyecto mucho más modesto que empezó a cargar con la responsabilidad de tener que salvar las papas del estudio. Y ahí fue cuando las cosas empezaron a ponerse raras; cada adelanto de la película dirigida por David Ayer –que venía de hacer En la Mira (End of Watch, 2013) y Corazones de Hierro (Fury, 2014)- iba cambiando significativamente del anterior respecto al tono y a la estética. Aparentemente, la compañía quiso agregarle humor y color para alejarse de la solemnidad y oscuridad de Batman v Superman. Ante la recepción positiva que tuvieron los trailers, y en un giro tan absurdo como fascinante, Warner decidió contratar a la empresa que había editado los adelantos para que se hiciera cargo del montaje final.

De esta manera, el 11 de agosto de 2016 se estrenó Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016). A pesar de que fue un gran éxito de recaudación con un presupuesto aproximado de 175 millones y una taquilla de casi 747, la crítica especializada la destruyó al igual que los comentarios de la gente en las redes sociales. Al día de hoy, David Ayer aún insiste públicamente en que esa no es la película que él filmó y que el estudio debería darle la oportunidad de mostrar su corte. No obstante, Warner jamás le dio una respuesta oficial.

Por su parte, Disney-Marvel venía de lograr un enorme –y un tanto inesperado- éxito con Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) y su secuela tres años más tarde. Esta adaptación de la historia de un grupo de forajido interplanetarios que no conocía casi nadie que no fuera un fanático de los comics superó todas las expectativas. Uno de los motivos principales fue la mano de su director: James Gunn, un tipo que hacía rato venía pidiendo pista en Hollywood de la mano de un estilo particular caracterizado por un humor cínico y grotesco con títulos de bajo presupuesto como Criaturas Rastreras (Slither, 2006) y Súper (Super, 2010).

Sorpresivamente, en una decisión drástica y desfasada de tiempo, a mediados de 2018 Disney decidió despedir a James Gunn por una serie de chistes sobre pedofilia y racismo que el director había publicado en twitter entre 2008 y 2011. Más allá de que el cineasta se disculpó públicamente, alegando que en todos esos años que habían transcurrido había crecido y evolucionado tanto él como su tipo de humor, la decisión de la compañía parecía definitiva. La cultura de la cancelación parecía haber puesto fin a la carrera de Gunn en la gran pantalla.

Ni lentos ni perezosos, los ejecutivos de Warner entraron en escena para ofrecerle al recientemente desempleado cineasta de la competencia que se hiciera cargo de la adaptación de DC que él quisiera. Sin dudarlo demasiado, James Gunn respondió que quería escribir y dirigir una película de El Escuadrón Suicida. Para dejar el pasado reciente atrás y lavar un poco sus culpas ante los fanáticos decepcionados, el estudio rápidamente difundió la noticia de que, a pesar de que la historia contaría con varios personajes presentado en el film anterior (Harley Quinn, Rick Flag, Amada Waller y Capitán Boomerang) sería un reinicio de la saga y que su flamante incorporación contaría con libertad creativa para llevar a cabo su visión.

Cabe destacar que este no fue un caso único ni aislado en esta época dorada del cine de superhéroes. Un caso similar sucedió con Hulk (Hulk, 2003) de Ang Lee y Hulk: El Hombre Increíble (The Incredible Hulk, 2008). La película en la que Edward Norton encarnó al primer Bruce Banner del MCU era una secuela encubierta de la poco agraciada versión protagonizada por Eric Bana algunos años antes. Otro ejemplo de un reinicio casi inmediato entre una saga y otra es El Sorprendente Hombre Araña (The Amazing Spider-Man, 2012).

Es que la reencarnación de Peter Parker en la piel de Andrew Garfield se dio cinco años después de que llegara a su abrupto final la trilogía dirigida por Sam Raimi con Tobey Maguire y Kirsten Dunst. Si tenemos en cuenta que Spider-Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homercoming, 2017) sucedió también un lustro después de El Sorprendente Hombre Araña 2: La Amenaza de Electro (The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro, 2012), podemos concluir que mantener los derechos del personaje es de alta prioridad para la compañía Sony Pictures.

Como si a esta historia le faltara una vuelta de tuerca más, después de que gran parte del reparto de Guardianes de la Galaxia saliera a respaldar a James Gunn, las cabezas corporativas de Disney-Marvel decidieron desistir de su cruzada aleccionadora contra el director y volver a contratarlo para que se ocupe de la tercera parte. De esta forma, Gunn pasó de ser despedido por Disney-Marvel y contratado por Warner-DC a trabajar para ambos estudios. Tal como dicen los adelantos de El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad, 2021), producto de “la horrible y preciosa mente de James Gunn, director de Guardianes de la Galaxia”. Porque, a la hora de cortar tickets y promocionar un producto, toda diferencia queda de lado en las viñas de Hollywood.

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