Música

Ruido Criollo #14: Stereo

STEREO es un dúo de producción musical de Buenos Aires. Asociados a la escena del llamado “trap de internet”, han trabajado con artistas como Little Boogie, El Doctor, Turrobaby o Stiffy.

Por Máximo Cantón
01 de octubre de 2025

¿Cómo empiezan a trabajar en la música?

Delfín: Yo nací en la música. Hasta la adolescencia rechazaba mucho la música, no escuchaba música, tenía alguna negación con eso que me rodeó. En retrospectiva, supongo que era como una cuestión de rebeldía con el entorno. Hasta que, un poco más grande, empecé a conectar con la cultura pop, me empezó a intrigar la música electrónica, me preguntaba de dónde salían los sonidos que no entendía, que eran raros. Empecé a investigar en YouTube y empecé a pasar música tipo DJ. Eso duró dos días pero fue como el primer paso lógico de la música electrónica: empezar a entender el ritmo y como mezclar temas. Hacía unos enganchados largos de temas y los subía a SoundCloud, todo malísimo, medio cualquier cosa. Hasta que vi la película de NWA y ese mismo año empecé a escuchar rap. Empecé a seguir la historia del rap hasta hoy cronológicamente, así llegué a entenderlo. Cuando lo escuchaba por lo que era en el momento, sin entender de dónde venía, no me gustaba, no entendía. Ni la nacional ni la de afuera ni nada. Pero al entender de dónde venía y probar cosas desde ese lado empecé a comprar más. 

Contá vos hasta antes de que aparezca la computadora.

Bruno: Yo no recuerdo vivir sin música ni sin el deseo de hacerla. Uno de mis primeros recuerdos es tener una guitarra en la mano e improvisar notas encima de canciones que me mostraba mi viejo. Creo que esa conexión está muy vinculada a eso, mis padres. Primero porque mi vieja me cantaba todo el día, mi viejo me mostraba música todo el tiempo y siendo los dos no videntes tocaban la guitarra, lo cual siempre era algo muy asombroso. Empecé a tocar la guitarra y básicamente desde mis cinco hasta mis dieciocho años me enfermé tocando la guitarra hasta que tuve un burnout con eso y con los instrumentos en general. Por la metodología del estudio del instrumento, nunca llegué a conectar tanto con eso, y porque sentía que estaba sobre-especializándome en algo que realmente no tenía forma de impactar en la cultura que era lo que quería hacer. Me di cuenta de que eso era lo que quería cuando tenía quince, dieciséis años, cuando empecé a escuchar rap. 

Empecé a escuchar rap, quise cambiar el mundo y no me bastó con la guitarra. Así empecé a producir, ahí llegó la computadora.

Delfín: Apareció el rap y a esa misma edad empecé a entender más profundamente y a develar la historia de mi linaje. Porque nadie te explica dónde naciste, estás ahí, es lo que es y nadie te dice nada. Si no lo descubrís vos tampoco nadie te lo va a contar. Entonces empecé a buscar en cajas de fotos, documentos, textos, cosas así porque la casa de mis abuelos es como un museo. Accediendo a mucha información de esa manera, leyendo, viendo sus imágenes, viendo una agenda de contactos. Empecé a entender de dónde vengo y que estuve rodeado de esto toda mi vida, de gente re loca y de muchas cosas que no son tan normales.

Me empezó a interesar esto y me quise meter así que empecé a acercarme. La oficina de Pelo Music se había mudado cerca del colegio y me escapaba para estar ahí todo el tiempo. Un día llegaron unos chabones todos tatuados, re turros, y percibí que algo con el rap tenían que ver, parecían re raperos. Me senté a escuchar de qué hablaban y terminé de entender más o menos que eran como un grupo de rap que estaba volviendo. Ahí me volvió una imagen de chiquito, de que había un disco de un grupo de rap que se llamaba FA. Cuando se estaban por ir les quise abrir yo, bajé en el ascensor con ellos que se acordaban de mí de chiquito, hablamos un poco y les dije que ahora estaba haciendo música, estaba produciendo. Ellos se coparon y como que me invitaron al estudio. 

Después me enteré que yo conviví con ellos un tiempo. Vivieron en mi casa cuando yo era chiquito porque en su momento, no sé qué había pasado, la gendarmería o no se quién los quería matar. Ellos se acordaban de mí de chiquito pero yo no me acordaba de ellos.

Cuando fui a la sesión llevé la compu y un parlantito. Cuando vi que estaban medio al pedo, como que no estaban tan activos, me puse a hacer algo ahí, como para que me vean. Estaban haciendo un tema producido por 0600 que era como el tema de trap que iban a sacar por primera vez. Tenían un problema con el autotune, como que no le estaban agarrando la mano, y me dijeron que vaya a arreglar. No sé qué mierda hice pero quedó ahí, ponele que lo arreglé, y después Picky se acercó, se puso a escuchar lo que estaba haciendo y me dijo: “muy bueno esto. Vos tenés que trabajar con mi hijo”.

A partir de ese momento le empecé a mandar cosas, beats, y quedamos un día para juntarnos. En medio, a mi mejor amigo de la escuela, Pato Aleandri, le estaba quemando la cabeza con que él tenía que ser manager. Tenía todas las características: era medio chamuyero, era judío (risas). Ahora maneja la agenda de Vorterix, hizo toda la gira de Oney, tenía razón.

Armamos un estudio en el altillo de su casa y empezamos a grabar. Ahí empezó una formación musical, cuando vinieron Picky y Baby Lucka. Pasé de hacer beats en la compu a tener un re artista, muy de verdad, muy real, de una. Grabamos varias cosas, hicimos videoclips. Empezamos a conocer gente y nos movimos del altillo a un depósito que tenía la familia de Pato en Almagro. Ahí armamos un estudio donde teníamos más libertad y en el 2020, durante la pandemia, estuvimos muy activos. Fue útil para generar conexiones porque mucha gente estaba muy al pedo y no tenían dónde ir a la vez que nosotros teníamos el lugar y estábamos dispuestos  hacer cualquier cosa. El 2020 aceleró muchísimo todo: todos los días venían tres artistas distintos al estudio desde la mañana hasta la madrugada siguiente. Nunca salió nada demasiado bueno de ahí pero nos curtimos en toda la parte más humana de lidiar con personas, con tiempos, energías. Hacer que las cosas pasen.

Después nos quisimos poner un poco más serios, el sueño siempre era un sello. Hicimos un disco con Baby Lucka, el único que sacó hasta ahora, que fue integralmente lanzado por nosotros. La idea de ese sello era hacer un formato nuevo donde los contratos no son exclusivos sino para proyectos individuales, hacer discos integralmente producidos por nosotros, y tener muchos artistas al mismo tiempo. Ahora es algo que se está empezando a hacer pero en ese momento no tenía sentido y menos en la etapa en la que estábamos. Firmamos contrato con artistas como Baby Lucka, mhtresuno, Perswave, Davus, Kid Mess, Goldtade. Después nos dimos cuenta que era muy largo hacer todo eso y decidimos ir con los tres artistas que sentimos que de verdad estaban para laburar. Keke, Little Boogie y yo.


Bruno: Yo tuve una cuarentena muy distinta a los pibes. Estaba muy preocupado con todo, muy secuencia, y me quedé en mi casa. 2020 fue el año en el que empecé a producir seriamente y me encerré todo el día haciendo beats y viendo lo que estaban haciendo ellos. El disco del Baby, por ejemplo, cuando apareció a mí me inspiró mucho y me dieron muchas ganas de estar presente para la nueva ola de rap y de música que estaba apareciendo. Había vivido todo el auge del Quinto Escalón y de la comunidad muy fanática de las competencias, hasta hacía de jurado a veces en alguna compe, pero todo jugando, desde un punto de vista muy fan. Cuando vi que realmente había un grupo de gente que era cercano a mí, porque teníamos un amigo en común, que estaba en eso vi la posibilidad de cumplir ese sueño mediante trabajar con ellos. Eso sería a fines del 2021, principios del 2022. Ahí empezó mi camino real de formarme como músico, productor, vivir el mundo exterior y actual de la industria musical.


—Sobre esto de una nueva camada quería hablar en varios sentidos. En la entrevista anterior, Sylvia Saitta habló de un período del radioteatro donde audiencia y productores aprenden a la vez las capacidades y posibilidades del medio, ¿ustedes sienten que pasa algo de eso con el trap de internet?


Bruno: cuando hablo de “la nueva ola de rap” de ese momento me refería a otra. Hago la distinción porque para nosotros fue algo nuevo aprender todo esto y, de hecho, fue el año pasado recién que conectamos genuinamente con la verdadera nueva ola de rap, hablando de los Swaggerboyz y todos ellos. Al principio definitivamente veíamos algo super interesante pero era muy difícil conectar y que tengamos ganas de escucharlo porque se forma con todo ese lenguaje de internet ultra exagerado al que nosotros nos tuvimos que adaptar. O sea, somos jóvenes, pero no tanto.

Delfín: Formar parte de eso es 100% intencional. Notamos una cosa cultural que estaba pasando y fuimos a buscarla. Le pedimos a mi hermana, que tenía dieciséis en ese momento, que venga acá con un par de amigos y amigas del colegio y les hicimos una encuesta muy larga, les mostramos cosas, les hicimos preguntas muy amplias. De eso armamos un manual de la percepción que tenían.
Hubo un momento en que tuvimos una revelación clave que es que hay un rango etario que es permeable. Dejás de ver a tus padres y estás buscando algo nuevo, tiene que ver con esa edad, y fue como “ah, okay, listo. Lo que importa es este grupo de personas.” A la gente más grande tampoco le va a importar tanto y la más chica es muy chica. A ese rango etario vamos a impactar de la manera más profunda que se pueda.
Pero ese acercamiento fue 90% intencional, 10% que las cosas fluyan.

Bruno: Es un idioma nuevo que tuvimos que aprender a hablar. De la misma manera que contaba Delfín sobre cómo entender una música después de entender de dónde vienen las cosas, de dónde se inspiran las cosas. Antes no entendíamos el significado.

Sobre ese lenguaje ¿cómo trabajan con la exageración, la superposición de cosas?


Bruno: La superposición es algo que siempre hicimos, no nos tuvimos que adaptar a eso: las cosas que más nos gustan son las que contrastan mucho y desafían estéticamente un mundo ya establecido. La combinación cultural entre nosotros y Boogie, que venimos de lugares muy distintos, y contrastar una música muy luminosa con letras muy pesadas. De ahí salen las mejores cosas, cuando chocan las culturas de una forma positiva y libre del ego.

Delfín: Definitivamente es la mayor virtud del proyecto de Boogie, el choque de mundos. Lo tenemos super claro, no hay nada más interesante que ese sabor. 

Bruno: Es agarrar dos cosas que tienen un techo y elevarlas a dos pisos.

Delfín: En el fondo es amor. Estás percibiendo que al final somos todos iguales y que somos hermanos de otro planeta.

Bruno: Creo que a eso me refiero a una combinación sin egos. En fin, creo que es la mayor dificultad que enfrenta un productor o un artista: liberarse de que el ego te defina y tome decisiones por vos. Uno tiene que actuar en base al instinto y al amor. Si Boogie se sintiera zarpado con la música que estamos haciendo, los samples que elegimos, la forma en la que trabajamos, porque no lo representa a él y porque no se identifica en el trabajo de la otra persona, eso nublaría su juicio sobre qué tan valioso es de verdad y qué se puede obtener de eso.

Delfín: Es su mayor virtud.

Bruno: Se libera del ego. Le pasamos cada versión de las cosas, cambiamos los beats y él confía. Eso es algo muy difícil de encontrar.

Delfín: Es muy instintivo, no racionaliza. En experiencias pasadas con proyectos que tienen que ver, había mucho que lidiar con “este sonido es esto y yo soy esto otro entonces no sé qué”. Palabras. Boogie siente las cosas y listo. Confía entonces funciona.

—Me preguntaba sobre esa cosa del universo plugg que tiene información sobre información sobre información sobre distorsión volviéndose un lenguaje musical ¿cómo lo manejan ustedes? ¿cómo se relacionan con eso?

Delfín: Creo que es algo 100% estético. Es una sensibilidad de época, una respuesta obvia al sobreestímulo, a la cantidad de información. 

Bruno: A ese sonido en particular creo que nunca nos terminamos de adaptar. En nuestras producciones creo que preservamos nuestro estilo que es el minimalismo y la claridad de los elementos. A lo que sí nos forzó es a hacer elementos fuertes con más información dentro de sí, pero casi nunca usamos capas para las cosas. No nos gusta eso, diluye el mensaje.

—¿Qué lugar tiene la ironía?

Delfín: Muy central. Es la característica que más define todo. La elección de los sonidos parte de la ironía.

¿Es una forma de que se perciba auténtico?

Delfín: No. O bueno, no es una forma de que se perciba auténtico: es puro. Si no fuese eso, sería una mentira. Cada vez más. No es una tendencia es una dirección hasta el fin del mundo. Siento que nuestra mayor virtud es la conciencia sobre esto. 

Bruno: Que nadie quiere tomarse en serio las cosas porque ya es muy difícil hacerlo sin volverse loco.

Delfín: No y siento que los que están participando en eso lo están haciendo inconscientemente, son eso, y los que no lo están haciendo simplemente son unos viejos chotos, ni idea. Siento que nuestra virtud generacionalmente es haber entrado con conciencia y entendiendo lo que es. 

Bruno: Lo vemos más de afuera, me parece. Los Swaggerboyz lo viven en carne propia. Lo veo y me acuerdo de Beavis and Butthead, son personajes que en su esencia tampoco.

Delfín: Ironía no es la palabra tampoco.

¿Cuál es?

Delfín: No sé. Absurdo a veces es mejor. No es un doble sentido, no es eso. No hay un chiste.

—No hay un “en serio” detrás.

Bruno: Sí, es absurdo porque es lo que sale.

Delfín: En el disco nuevo de PILF, AgusFortnite tira una barra de David Lynch. Él es consciente. Quizás no de esta manera que lo estamos hablando.

—Más allá de esto del absurdo, ustedes tienen una idea de la música como algo trascendental.

Delfín: Por eso absurdo tampoco es la palabra. Hay que inventar una. Es una cosa muy de ahora, o más del futuro pero la estamos empezando a ver. El 2025 para mí fue un cambio muy fuerte. Lo sufrí mucho, me dolió mucho y es algo que no se puede ignorar ya. Algo así como esquizofrénico, lo veo en los diseños de los autos, en todo.

Bruno: Hay una incertidumbre muy grande porque se viene algo que no vamos a poder entender. El arte siempre termina prediciendo muchas cosas del futuro y sintiendo cosas que están pasando, antes de que impacten globalmente o de una forma más tangible. Es una energía que se está sintiendo y aparece en la música y en el arte en general.

Delfín: La aceleración de complejidad de la información en el universo. Eso hay que sintetizar en una palabra. Estuve leyendo a Nick Land, el CCRU, e/acc. Me estuve volviendo loco con eso. La hipersitición tiene mucho que ver con todo lo que es GIL ahora. La palabra estética para esto no existe.

—Quiero llegar a hablar de la IA pero antes quería preguntarles otra cosa. ¿Cómo piensan que se escucha música hoy? ¿Qué deciden en función de eso?

Delfín: Hay dos cosas que pasan principalmente. Está la tendencia a aferrarse al pasado y la vanguardia. Vanguardia en el sentido de que son muy jóvenes, es una vanguardia inconsciente que representan el filo de la cultura y más lo que va a venir que lo que es hoy. ¿Viste la gente que estaba en Niceto? Cómo se visten, cómo interactúan: se pegan, se agarran. Parecen aliens. Esa es una representación de lo que va a venir, el mundo de hoy tiene más que ver con el pasado. Estamos hablando de cosas que todavía no son tan reales. Están esas dos formas de escuchar, de consumir, y que hay que alimentar. Sobre la forma antigua no hace falta decir demasiado, es lo que es. La forma nueva es muy (hace el gesto de comer una cosa atrás de la otra sin frenar). Lo ves en los comentarios tipo “alto tema, sacá otro.”

Bruno: La gente está acostumbrada a ser abastecida constantemente con entretenimiento y no del mejor. Parte del desafío de esta época es que a uno le alimentan muchísima información todo el tiempo y no toda es buena, de hecho la gran mayoría no lo es. Creo que una frustración moderna que está apareciendo es esto de “me gustó, me voy a aferrar a esto y por favor saca otra cosa porque si no tengo que mirar algo que no me gusta porque necesito estar todo el tiempo abastecido de algo.”  Entonces, alimentar algo bueno es muy importante porque cortas, por lo menos un poquito, con la inevitable cuestión de que todo el tiempo estés consumiendo mierda. La forma de consumirla es esa: una cosa atrás de la otra y cuando te gusta la consumís una y otra vez hasta que no queda más nada. Ahí está el vacío existencial que siente todo el mundo cuando se termina el entretenimiento, entonces no lo puede dejar de consumir.

—¿Qué rol tiene el silencio? ¿Se puede pensar algo desde el silencio hoy?

Bruno: Siempre que hay un silencio en nuestras canciones es para que extrañes el no-silencio, la información.

Delfín: Los estamos engañando a todos. Les estamos vendiendo que es más de eso y en realidad les estamos dando algo muy bueno. Esa siempre fue la idea.

Bruno: ¿Cómo nos adaptamos a la forma de consumir de las personas? En el 100% casi. Nunca nos dio miedo eso. Empaquetar el mensaje de una forma actual y moderna no compromete la verdad.

Delfín: El mayor estado de la cosa es en el que la mayor cantidad de la gente lo puede absorber. Si lo que estamos tratando de hacer es iluminar, mientras más gente lo pueda recibir, más está funcionando. Estamos tan conectados con lo que tenemos que hacer que sabemos que eso es lo que hay que hacer. Que conecte es parte de lo que lo hace bueno. 

—¿Quieren hablar de la IA?

(Muestran una canción no publicada para la que usaron IA)

Delfín: Es una herramienta.

Bruno: Es el futuro.

—En la entrevista con Ernesto Romeo, él mencionó cómo, creciendo en un entorno urbano y rodeado de electrodomésticos, tenía un instinto o un sentido mucho más adaptado a un sintetizador que a cosas que podríamos llamar naturales ¿Ustedes sienten que para el software, la IA, tienen más adaptados sus propios instintos?

Delfín: 100%. Escuchá. (muestra esta canción). Hay una palabra para lo que estamos hablando, mirá esto (muestra una predicción de Parravicini que dice “La música eléctrica será en conjunción con la negra – ambas asolaran el mundo y con ella marchará esclavo el mundo hacia el caos final. Sueños de amor de Litz se tocará al principio del mal, después será la música negra, luego la electrónica y al final de finales se tocará la música Kampi). Eso es.

—¿Hay algo de su sensibilidad que solo sea posible a través de esta conexión con la tecnología?

Delfín: Totalmente. Con esto que te acabamos de mostrar y este último proyecto flashee mucho con eso. Y solo va a ir a más.

Bruno: De cierta forma la pregunta que nos estás haciendo es si Dios nos guía. Porque el camino en el que estamos yendo es el destino y lo estamos absorbiendo tal y como vemos que va a pasar, dejando que nos impacte en un 100%. Si no hacemos eso, no estamos conectando con el ahora y no estamos conectando como nuestro arte.

—Dios como una especie de destino que te atrae hacia él.

Bruno: Claro. La conexión con la tecnología está marcando mucho la época y la existencia del ser humano en general. Podemos hacer música con la guitarra y encararla de otro modo y no pasarle cabida a todo lo que está pasando pero es lo opuesto a lo que queremos hacer: queremos ser parte y estar conectados con eso.

—Hay algo de esto que decís que es como invertir la idea de que la tecnología es deshumanizante y pensar que te haces humano a través de.

Delfín: Depende de cómo definas deshumanizante. Si es abandonar la biología, sí es deshumanizante. Lo único que estamos haciendo es seguir apostando por dejar de ser carne y hueso. Si el concepto de humano trasciende la biología, es muy humano y veremos en qué desemboca todo. 

Bruno: Creo que con tener buenas intenciones, seguir todo lo que está pasando se hace natural. No podemos verlo como algo malo porque sino ¿qué hacemos?

Delfín: Es raro igual. Hay una re lucha interna entre las dos visiones opuestas.

Bruno: Es complicada la conversación y no sé si me estoy haciendo entender. Pienso que por lo menos démosle la mano, así no nos asesina. No sé si luchar contra eso es prudente en general.

Delfín: La última revelación que tuvimos, que no fue hace tanto, fue que si el destino final, dejar de existir, es el mismo, el viaje puede ser la destrucción y que se vaya todo a la mierda o lo opuesto. Tratemos de dejar de existir de la mejor manera posible y no solamente aportar el caos.

Bruno: Nos metimos en el medio del caos y estamos tratando de que no sea tan caótico.

—Es muy cristiana esa idea.

Delfín: Acá estamos (ambos se señalan los crucifijos).

—¿Por quiénes sonamos cómo sonamos?

Stereo: Por nuestros antepasados. Acá en Buenos Aires, Argentina, en toda la humanidad. Mantener la llama viva, que te la pasan ya prendida. Por otro lado, acá la necesidad de prosperar. Necesitar que sea buenísimo y hecho con pocos recursos porque sino me cago de hambre. Una gran motivación del país es hacer mucho con muy poco. En Buenos Aires hay un auge cultural y artístico inmenso pero no te pagan un laburo. Creo que Buenos Aires siempre fue eso, por lo menos antes de que nos colonicen.

La combinación de la necesidad y de la densidad artística.