Artificios

Una beca para poetas hambrientos

En 2024, el poeta mexicano Iván Palacios Ocaña publica una nota donde gana una supuesta beca para “poetas hambrientos”, financiada por la modelo mexicana Karely Ruiz. Entre el deseo de escribir sin precarización y la ironía de un sistema que exige adaptarse, este ensayo reflexiona sobre las posibilidades de vivir del arte en el mundo contemporáneo.

Por Valeria Mussio
26 de marzo de 2025

El 21 de marzo, Día Internacional de la Poesía, el poeta mexicano Iván Palacios Ocaña publica en su cuenta de twitter un agradecimiento a la modelo erótica Karely Ruiz por haberlo elegido ganador de la “Beca Karely Ruiz de Poesía”

El premio sale anunciado en una nota del periódico “El Quinto-Poder”, que no tiene una onda muy “seria”, sino más bien del estilo buzzfeed o TKM. Ahí podemos ver un fragmento de una mini-entrevista a Karely, en la que cuenta cómo se le ocurrió la idea: “Estaba en una fiesta y conocí a un vato que se veía muy flaco y le pedía a todos de su cerveza. Se me acercó también pero en vez de pedirme un trago me dijo que tenía una propuesta: crear una beca que apoyara a poetas hambrientos y poco aptos para adaptarse al mundo laboral. Yo podría deducir impuestos y pasar a la historia como benefactora de la poesía mexicana”

Hacía no mucho Karely había lanzado una convocatoria de 200.000 pesos mexicanos (casi diez mil dólares) para la persona que se hiciera el mejor tatuaje de su cara, e incluso había llegado a costear los estudios universitarios de una chica que no podía pagarlos. En sí, Karely parece una buena tipa a la que le sobra la plata y cada tanto la regala. En sus cuentas de twitter no aparecía nada sobre el premio aún, pero era entendible considerando que estaban abocadas a promocionar su Only Fans.

    Ivan agradece mucho la beca y nos cuenta que sus trabajos anteriores lo han dejado muy decepcionado y por más que lo intente, no encuentra un lugar para él en el mundo laboral: “¡Una llave inútil que no se ajusta! ¡Eso soy yo! ¡A dondequiera que vaya, no puedo encontrar el ojo de la cerradura que se me ajusta!” como dijo Ishikawa Takuboku, mon semblable mon frère” – dice Iván.

    En la portada de la nota, podemos ver una foto de Karely y otra de un hombre que pensaríamos que es Ivan, pero no, es Gerardo Arana. El periódico “se equivocó” de cara. Casualmente, Arana, poeta queretano fallecido en el 2012 con solo 25 años de edad, tiene un poema que se llama “Mi accidente” y dice: “Ojalá el gobierno / Me diera una beca / Y me prestara / Un bosque / Para escribir contigo

    *

    Yo soy bastante crédula y entré en la noticia como por un tubo. Por unas felices 24 horas creí que sería posible para mí también, por ejemplo, cruzarme con Anto Pane en una fiesta y pedirle que cree la Beca para artistas pop conceptuales cansadas de trabajar tanto. En seguida se me cayó el sueño cuando al otro día me junto con otra amiga mexicana y me confirma lo peor: la nota era mentira. 

    Empecé entonces a pensar esta nota como una parte más de la obra de Iván y enseguida dije: “¡Qué genial!”. Imaginé que Iván estaba haciendo un “statement” contra los programas del PECDA y del FONCA, exclusivos sistemas de becas que lanza el gobierno mexicano para financiar proyectos de artistas jóvenes, proporcionándoles un salario durante un año junto a asesorías personalizadas con tutores reconocidos en su campo.


    Ambos programas suenan claramente como un sueño para cualquiera que esté harto de tener dos, tres o cuatro trabajos a la vez que estén apenas relacionados con su práctica, para sostener esa misma práctica artística en el poco tiempo libre que te queda. Pero, por supuesto, ambas becas tienen algo de venta del alma al diablo: con el FONCA y en PECDA el gobierno mexicano consigue regular casi por completo la producción artística joven, definiendo ciertos criterios temáticos y formales que van a ser premiados, y que tienen que ver con sus propios intereses políticos. 

    Y, la verdad, muchas veces parece un módico precio a pagar. No hay nadie que no sueñe con un FONCA: vale la pena por un año entero para escribir algo tuyo sin tener otro trabajo, no importa lo que sea.

    *

    Le escribo por twitter a Iván con todo esto en la cabeza, pensando en nuestro Fondo Nacional de las Artes, considerando escribirle un pequeño obituario a las Becas Creación, que si bien no financiaban ni la décima parte de lo que financia un FONCA, tenían esa particularidad de darte un mes de respiro, un mes en el que podías fantasear que vivías de la poesía o de lo que sea que hicieras, sin tener que desviar toda tu práctica artística para otro lado. 

    Iván no me dice que su nota era una crítica genial al sistema, sino, básicamente, un chiste. Un bait. Él trabajaba desde hacía casi dos años en el Quinto-Poder con un sistema bastante común para todos los que estudiamos Letras y a la hora de entrar al mundo laboral decimos y ahora qué: tenía que entregar seis artículos por día, de ocho párrafos con cuatro renglones cada uno, de temas virales, chismes o notas que pagaba el gobierno. 

    En ese tipo de trabajos las condiciones son terribles: obviamente es un trabajo no registrado, en el que de a poco te empiezan a exigir más y más contenido sin subirte el sueldo, y te modifican los horarios de forma rotativa sin tu consentimiento para que haya producción constante de artículos que generan clicks y sesiones breves de lectura. No se comunica nada de interés, solo hay que llamar la atención de los usuarios, y así, generar dinero. Dinero del que, por supuesto, el redactor ve una parte ínfima.

    Cansado de que le reboten todos los temas que proponía, Iván redacta esta nota falsa en la que él, supuestamente, se gana una beca de poesía financiada por Karely Ruiz. ¿Por qué Karely? Bueno, resulta que si bien el Quinto-Poder no tenía una etiqueta sobre economía, literatura o política para clasificar sus notas, si tenía una con el nombre de Karely.

      Iván escribió esta nota en julio del 2023, pero la compartió recién el 21 de marzo del 2024, luego de renunciar (por fin) al medio. Según me cuenta, tenía la esperanza de que Karely se apiadara y efectivamente le diera la beca.

      *

      La obra/nota/chiste de Iván me llevó a pasear por varios puntos que se tocan en el tema del arte y el dinero. Al final de todo, no hay beca privada, no hay beca del gobierno, no hay (al menos como intención explícita) una crítica social, sino un trabajador harto y agotado que solo quiere más tiempo para escribir poemas. Sentimiento con el que empatizo perfectamente.

      Esperé al fin de semana largo de Pascua y Malvinas para sentarme a escribir esto, porque como trabajo de escribir para redes sociales, ver letras en una pantalla después de las seis de la tarde un día laboral me da ganas de vomitar. También esperé al domingo porque primero tenía que limpiar mi casa y hacer las compras, tareas que no hacía hace semanas por cansancio y falta de tiempo. La mayoría de los artistas que soñamos con vivir de escribir usamos todo el día el cerebro y el lenguaje para producir contenidos que no podrían interesarnos menos, lo que nos deja asqueados, agotados físicamente y disociando por horas en Tik Tok.

      Hay una muerte de un modelo de vivir para los artistas, al que para mí podemos llamar Modelo Frances Ha. Mi película favorita de Greta Gerwig trata justamente sobre Frances, una bailarina que no se decide a madurar y a sentar cabeza en un trabajo estable que le permita sostenerse. Va boyando de casa en casa, siempre sobreviviendo con lo mínimo y haciendo el ridículo en situaciones diversas. La película termina cuando ella deja de lado ese rasgo infantil y soñador, y se da cuenta que necesita poner los pies en la tierra. Acepta un trabajo de administrativa y vive la danza dando clases para nenas. Se da cuenta de que el verdadero amor es el que tiene con su mejor amiga. Alquila un departamento por fin, y en el timbre pone su nombre, Frances Ha. Con ese final yo lloriqueé bastante, soñando con esa vida.

      Esta película es del 2012. El mismo año que murió Gerardo Arana. El mundo era otro y el consuelo pragmático del trabajo que te permita sostenerte para ser artista es cada vez menos real. La ensoñación idealista en la que vivía Frances a los 27, para nosotros no llega mucho más allá de los 18 años. Los múltiples trabajos mal pagos licuan el tiempo y el espacio mental. Tu creatividad es un recurso limitado y se vuelca enteramente en algo que no te importa, pero no te queda otra que hacerlo para pagar el alquiler. Se erige un gobierno de ultraderecha y se dan de baja todas las becas y los financiamientos, o si existen son prácticamente inaccesibles, sobre todo cuando sos un escritor, peor todavía si te dedicas a la poesía. La posibilidad de conseguir un trabajo cultural que te estimule es cada vez más lejana. Pareciera que la única forma en la que unx podría ser artista es heredando una millonada de plata. 

      Pero Iván renuncia al trabajo y encuentra el espacio para hacer un chiste. Su contexto político es distinto, pero la desesperanza y la precarización es similar a la nuestra. Iván hace un chiste, uno muy creativo y con bastante poder. Al final de la nota (que ya El Quinto-Poder dio de baja, pero que podemos encontrar en un archive.org), incluye un poema suyo que dice lo siguiente:

      Debo tomar capturas de pantalla

      sobre el estado del clima

      de mañana según msn

      de veinte ciudades

      otra contribución a la nada

      porque nadie revisa el clima

      en 5o-poder, sino en google

      o directo en el celular

      eso todo mundo lo sabe -o casi-

      excepto el idiota de mi jefe

      iwal lo tengo que hacer

      -mi pedacito en el arquetipo de sísifo-

      y trato de sacar agua de esta piedra

      y escribir un poema

      que me recuerde que esas notas absurdas

      del clima -y las demás también-

      según el punto de vista del prajñaparamita sutra

      están esencialmente tan vacías

      como cualquier poema o ser vivo

      Sólo lamento el tiempo desperdiciado

      estoy seguro que este esfuerzo ni siquiera genera plusvalía

      escribir poemas, sobre todo poemas malos, en horas laborarles

      así como salir con cualquier pretexto a la calle o al baño

      son formas de expropiarles mi tiempo perdido.