Salud

Por Florencia Tiseyra

La Ley Básica de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, sancionada en 1999, da el marco regulatorio para que la Ciudad de Buenos Aires sea abanderada en materia de inclusión sanitaria. El presupuesto que maneja el distrito más rico del país genera las condiciones para que su aplicación sea posible.

Aun así, las cifras en materia de salud en la Ciudad son alarmantes. La desigualdad entre la población de las comunas del norte y las del sur continúa acentuándose; el desborde del nivel primario de salud es inminente, y el desfinanciamiento del segundo y tercer nivel por parte del GCBA, una realidad.

La precarización laboral a los trabajadorxs del Sistema de Salud Porteño es una constante. Hoy, estamos frente a un sistema que se sostiene pura y exclusivamente por la vocación de miles de trabajadorxs que entienden que su tarea es fundamental para la sociedad, pero que las condiciones laborales hacen día a día muy difícil su sostenimiento. La columna vertebral del sistema de salud público es muy frágil.

Otra consideración indispensable para pensar el sistema sanitario de nuestro distrito es la relación con los municipios del conurbano. Es necesario pensar las políticas a implementar desde la perspectiva del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): la pandemia demostró que el problema de la salud pública debe resolverse con las 40 localidades que rodean el territorio de la Ciudad, donde habita casi el 40% de la población de nuestro país.

Frente a este panorama desde Fundación URBE queremos ser parte de la gesta de ideas y propuestas que apunten a desarrollar una Ciudad avanzada en materia de salud, comenzando por cumplir con la ley que hace más de 20 años rige para nuestro distrito, y es elemental para tener un sistema de salud público fortalecido. Pero sin perder de vista que la integración de los sistemas sanitarios distritales es indispensable para concretar con éxito las políticas que se apliquen.