Economía.

Fotografía: Augusto Starita.

Por Fernando Ausas

La Ciudad de Buenos Aires cuenta con el mayor presupuesto por habitante del territorio nacional. Su Producto Bruto Geográfico la coloca entre las 20 ciudades más ricas del mundo, encontrándose en el puesto número 16 según mediciones del Banco Mundial. Realizar un estudio pormenorizado de su distribución presupuestaria implica determinar cuáles son las prioridades de una gestión. Desde el Observatorio de Presupuesto de la Fundación URBE nos proponemos proveer de herramientas para comparar la forma en qué los gobiernos aplican sus recursos con las prioridades socialmente necesarias.

Estado de situación

2008 – 2019. Ciudad de Buenos Aires. Política Fiscal agravada por el vínculo.

La crítica a la política fiscal del período macrista en la Ciudad debe desembocar en la propuesta para modificarla. Su sesgo rentista financiero y contratista, a esta altura claramente definido, debe ser removido, y su carácter regresivo reemplazado por un enfoque de desarrollo.

En el campo de la integración popular y urbana hay que definir un modo de intervención estatal que atienda las necesidades de la multiforme ciudadanía porteña, y debe pensarse necesariamente a partir del Estado que nos dejan.

Los 12 años de gestión macrista produjeron un cambio muy rotundo en la fisonomía del sector publico local de la Ciudad.

Cual fue el contexto de ese cambio? La economía local ya había crecido, entre 2004 y 2007, un 34%. Entre 2007 y 2015 creció otro 23%.

En esos 8 años del Gobierno de Macri la relación entre el Gasto Local Total y la Economía de la Ciudad creció un 43%.

Este doble momento fiscal en el que crece la economía y, además, crece el Estado con relación a la economía termina configurando un proceso de crecimiento del Gasto Real del 76%

Increíblemente la economía creció a pesar de las opiniones y pronósticos de Macri, que no se privó de un ingente cobro de impuestos. El doble discurso sobre el principio de austeridad fue un rasgo notable de ese período.

Recordemos que el Macri Jefe de Gobierno y Candidato a Presidente se afirmaba en la crítica al programa económico de los Gobiernos Nacionales del 2003 al 2015, porque no favorecían, él decía, ni la producción y ni el empleo, por un lado.

Por otro, criticaba la expansión fiscal, o su contraparte, el aumento relativo de las imposiciones tributarias.

Ya en 2016 con la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, la transferencia de la Policía Federal a la Ciudad, y un aumento más que proporcional de la Coparticipación Federal desplazó un escalón hacia arriba esta tendencia: en ese 2016 el Gasto Real creció otro 21%.

La mediocridad en materia de crecimiento del ciclo económico desde 2016 devino en el estancamiento el Producto Bruto Geográfico, pero el Estado Local volvió a crecer en su peso sobre la economía en el (año electoral) 2017.

El 2018 la caída interanual del Gasto Local en términos reales fue del 5,1%; un cuadro de previsiones optimistas para el 2019 perfila una caída 10,5%.

Aun con este muy negativo período, el GASTO REAL, finalizado 2019, será del doble que el encontró Macri en 2007.

El doble ajuste, de la economía y del Estado, se impone como techo al Gasto mirado globalmente. En la expansión y en la contracción se ve la naturaleza de los programas políticos, sociales y económicos.

En materia de distribución esa mayor capacidad fiscal se destinó a solventar las rentas de colocadores financieros que alimentaron el endeudamiento publico y a pagar altas rentabilidades en los contratos de bienes y servicios corrientes de la Ciudad.

La tarea del nuevo proyecto urbano integrador será limitar las rentas contratistas y financieras en el Estado Local, y desplegar sus posibilidades para la reparación de deterioro en la vida cotidiana de ingentes mayorías acuciadas por la necesidad, que esperan que el Estado esté a su lado.